Arranca el curso judicial al estilo venezolano con un fiscal general imputado y a punto de sentarse en "el banquillo"
Que un Fiscal General hable a los jueces que le van a juzgar es muy propio de lo que pasa en España, corrupción, y de una peli de los Hermanos Marx

Aunque el malestar estuvo presente en la víspera de la apertura judicial --con las asociaciones APM, AF y APIF que instaron a García Ortiz a no acudir y los vocales conservadores del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que le pidieron a su presidenta, Isabel Perelló, que le trasladase la "inconveniencia" de su intervención--, finalmente el curso quedó inaugurado sin sobresalto alguno en el Tribunal Supremo, en presencia del Rey Felipe VI y miembros de la carrera judicial y fiscal.
Como es costumbre, el Rey dio la palabra al fiscal general para que presentara la Memoria Anual del Ministerio Público relativa a 2024. Y, antes de abordar los datos y estadísticas, García Ortiz se pronunció sobre la polémica de su procesamiento y su decisión de no dimitir del cargo, como le reclamaron varias asociaciones de fiscales.
"Soy plenamente consciente de las singulares circunstancias de mi intervención como consecuencia de mi situación procesal", manifestó, si bien reivindicó su estatus, ratificó su confianza en la Justicia y avisó de que la institución "no sucumbe a los ataques de los delincuentes".
Fuentes consultadas por Europa Press han asegurado que García Ortiz no contempló la posibilidad de ausentarse del acto al considerar que era su obligación acudir como fiscal general, cargo en el que tiene la intención de mantenerse. Las mismas fuentes han reconocido que, aunque quizás lo más fácil sería que no siguiera al frente de la institución, una mentira no debe hacer caer a un jefe del Ministerio Público.
En este sentido, García Ortiz cerró su discurso defendiendo que la Fiscalía, "lejos de ser una caricatura sumisa al poder establecido que algunos tratan de proyectar", es "la mejor salvaguardia para la ciudadanía y el Estado de derecho".
DISCURSOS INSTITUCIONALES, PERO CON MENSAJES CONTUNDENTES
Perelló, por su parte, aprovechó su intervención para rechazar las "insistentes descalificaciones" al Poder Judicial e instó al Ejecutivo y al Legislativo a evitarlas al considerar que solo contribuyen a minar la confianza de los ciudadanos en la Justicia.
Veinticuatro horas antes, el bloque conservador del CGPJ le ha había pedido que trasladase al ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, quien estuvo presente en el acto, su rechazo por los "ataques" a la carrera judicial por parte del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al decir que "hay jueces haciendo política".
Perelló recordó que "no es propio del Poder Judicial entrar en polémicas ni en críticas a personas ni a instituciones". No obstante, afirmó que sí defenderá con firmeza "los principios esenciales que definen al Poder Judicial y que hacen que sea digno de este nombre" y que no van "a desviarse de su camino de rectitud y honestidad".
Así, tanto el fiscal general como la presidenta del CGPJ enunciaron discursos institucionales, pero sin obviar la realidad del choque institucional que ha llevado a los miembros de las carreras judicial y fiscal a estar expectantes por ambos pronunciamientos. Lanzaron mensajes contundentes que no dejaron indiferentes al público.
CONSERVADORES Y PROGRESISTAS, APRECIACIONES CONTRARIAS
Las palabras de García Ortiz fueron recibidas con división entre los asistentes que le aplaudían y los que no. Sí lo hicieron los vocales progresistas del CGPJ, pero no los conservadores, que guardaron sus aplausos para la intervención de Perelló. Lo cierto es que la mayoría de los magistrados y fiscales presentes optó por no aplaudir, como suele ser habitual en este acto solemne.
Tras sus discursos, en el tradicional cóctel que organiza el alto tribunal al término del acto solemne, autoridades y miembros de la judicatura compartieron saludos y comentarios formales. Aunque en los días previos las conversaciones se dividían entre las palabras de Pedro Sánchez y el procesamiento de García Ortiz, este viernes el protagonismo se lo llevó el fiscal general.
Según las fuentes consultadas por Europa Press, desde el sector conservador de la judicatura algunos calificaron de "impresentables" la presencia y la alocución del fiscal general, mientras que otros, aunque hubiesen preferido que se ausentase, asumieron que su presencia en el acto era legalmente inevitable. Respecto a la presidenta del CGPJ, por su parte, celebraron que reivindicara la necesidad de cesar las descalificaciones a los jueces.
Al otro lado, el ala progresista respaldó la asistencia de García Ortiz por cuanto así lo fija ley. Y lamentó que Perelló, más allá de defender a la carrera judicial, no hiciese autocrítica y apelara a la responsabilidad de los jueces para no adentrarse tampoco en el ámbito de competencia de otros poderes del Estado.
LOS 40 MINUTOS DE SALUDOS DE GARCÍA ORTIZ
El Salón de los Pasos Perdidos del Supremo se repartió en grupos de conservadores y progresistas, con algún intercambio formal por los años de carrera compartidos. Y, a diferencia de otros años, varios magistrados y fiscales optaron por ausentarse al poco tiempo, como fue el caso de la presidenta del CGPJ, que abandonó el tribunal tras la retirada del Rey y del ministro de Justicia.
El fiscal general entró un poco más tarde que el resto de autoridades, pero se dejó ver en el salón. Durante los 40 minutos que estuvo presente, recibió el apoyo de su círculo más cercano: la teniente fiscal del Supremo, Ángeles Sánchez Conde --que lleva el caso por el que se le juzgará--, y la fiscal jefa de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General, Ana García León. Ambas le acompañaron la mayor parte del tiempo, desde que entró por el ala este hasta que abandonó el salón por el otro extremo.
En el camino, compartió saludos --entre otros-- con el expresidente del CGPJ Vicente Guilarte; la presidenta del Tribunal de Cuentas, Enriqueta Chicano; la exfiscal general María José Segarra, el representante de España en la Fiscalía Europea, Ignacio de Lucas; el secretario de Estado de Justicia, Manuel Olmedo; o el defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo.
Entre abrazos y apretones de manos, algunos miembros de la carrera judicial y fiscal aprovecharon para hacerse fotos con García Ortiz, quien accedió a retratarse. Con quien no interactuó --aunque estuvieron presentes-- fue con los miembros de la Sala de lo Penal, que está conformada por los magistrados que le abrieron causa en octubre, por el instructor que le procesó y por los magistrados que tendrán que juzgarle una vez se dicte el auto de apertura de juicio oral.
Las fuentes consultadas sostienen que tampoco era esperable ningún tipo de contacto entre García Ortiz y estos magistrados, más allá de la incomodidad que se pudiese generar, por la intención de salvaguardar la integridad del proceso judicial.
Este año, al margen de los asistentes, destacaron varias ausencias. En el ámbito judicial, faltaron el presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, y la vicepresidenta de la corte, Inmaculada Montalbán, que tenían que acudir a una conferencia en Bulgaria organizada por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) y el Constitucional de dicho país.
A nivel político, se ausentó el presidente del PP y líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, quien avisó días antes que no acudiría a la apertura judicial --como hiciera el año pasado-- al considerar que la presencia de García Ortiz era una "provocación".
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