La línea roja de Sánchez....Por Pedro Arce

Tiene gracias que Pedro Sánchez y sus monaguillos y ministros acusen al PP de traspasar una "línea roja", debido a las palabras de Isabel Díaz Ayuso, quien ha afirmado que a Sánchez "le gustaría tener a la oposición en la cárcel como en Nicaragua". ¿esto es una línea roja?; ¿No le gustaría a Pedro Sánchez tener a toda la oposición neutralizada, para poder mantenerse en el poder como un auténtico sátrapa?

Probablemente no sea así y Ayuso ha podido excederse, pero?

En Madrid la izquierda ha montado un buen pollo con la Sanidad, para intentar erosionar a Ayuso y en parte lo está consiguiendo, pues ha llevado a la opinión pública madrileña la preocupación sanitaria, ya por encima del paro, los precios, etc. Y ello a pesar de que Madrid tiene una de los mejores sistemas sanitarios de España, con datos objetivos, pero esta izquierda no se fija en Aragón, Cataluña, Valencia u otras comunidades gobernadas por la izquierda, lo que demuestra su sectarismo.

Y, además, la estrategia del PSOE y sus adláteres es poner en la picota a Ayuso, para darle más visibilidad e intentar ¿arrinconar? a Feijoo y, si es posible, intentar una desunión virtual, una brecha, para erosionar el mensaje del PP. Ni Maquiavelo lo hubiera hecho mejor y muchos ciudadanos caerán en la trampa saducea. Y hasta han tenido que utilizar la rueda de prensa posterior al consejo de ministros para lanzar dardos envenenados, saliendo la ministra Darias a mentir descaradamente, algo bien frecuente en el PSOE, a pesar de que Madrid es una de las pocas comunidades que tiene más médicos que antes de la pandemia.

Pues la comunidad de Madrid tiene mucho mejores ratios estadísticos que el resto de comunidades, sobre todo las (des)organizadas por el PSOE; por ejemplo la demora en las consultas, los días de espera para intervenciones quirúrgicas, etc. Y Pedro Sánchez está obsesionado con Madrid, con Ayuso y con todo lo que suene a derecha, a cuyos líderes quizás desearía verlos en la cárcel, como hace su amigo Ortega en Nicaragua.

Y parece que existe una campaña de acoso y derribo teledirigida desde el propio gobierno de España, como ya sucedió en el pasado. ¿Recuerdan el boicoteo y hasta el sabotaje del hospital Isabel Zendal? Pedro Sánchez y su gobierno han despreciado este hospital, que es ejemplo en toda Europa.

Y, paradójicamente, Pedro Sánchez se va a Egipto a resolver el problema del clima (Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía), mientras en España no es capaz de resolver el problema del agua; algunos deberán recordar que teníamos en 2004 un Plan Hidrológico con financiación europea y Zapatero lo echó a la papelera. Quizás Sánchez debiera de apretarse el nudo de la corbata y dejar de gastar tanto combustible y dinero en sus continuos viajes en Falcón, últimamente muy imitado por algunos de sus ministros. Hoy la gran preocupación de Sánchez y sus ministros no es resolver los problemas de los españoles, sino de resolver su propia supervivencia política, amenazada por Feijoo, Ayuso, Almeida y otros líderes del PP

Y en un acto de pura hipocresía y campaña electoral, el PSOE de Pedro Sánchez pide a Feijoo que desautorice a Ayuso por haber traspasado la línea roja de la cortesía política. ¡Hay que tener desfachatez y más cara dura que el cemento para utilizar este argumento político!

Lo que de verdad nos preocupa a los españoles es que Pedro Sánchez no sea capaz de enderezar el paro endémico y con cifras trucadas, los precios disparados, los impuestos por las nubes, las hipotecas inalcanzables, los fondos de Europa destinados de forma arbitraria, los ministros contándonos milongas, como el de Interior con la valla de Melilla y la de Economía intentando engañar a Europa, además con unos presupuestos marcianos al servicio de su campaña electoral, comprando los votos de los ciudadanos, como en épocas ya periclitadas, pues está regalando, con el dinero de los padres, 400 euros a los jóvenes que cumplen 18 años, para que le regalen el voto y muchos de ellos están revendiendo las adquisiciones ?culturales? para ayudar a sus propios padres o tener dinero para el calimocho, lo cual demuestra el sinsentido de algunas de las iniciativas gubernamentales.