El 4 de mayo las dos Españas otra vez enfrentadas.

Los motores electorales poco a poco se están calentando, Sánchez se ha ido a África para hacer mítines desde allí acompañado por su prensa afín y domesticada. Mientras en España se ha quedado Casado mejorando, dice, el eslogan, cambiando socialismo por -sanchismo y libertad-

Mal hacen los dos, Sánchez y Casado, metiendose en la campaña de la Comunidad puesto que tendrían que ser sus candidatos los protagonistas. Peor Sánchez porque además es el Presidente, y mal hace Casado metiéndose en el medio de la candidatura de Ayuso que se vale y se sobra ella sola.

Nos preguntábamos ¿dónde estaba Casado cuando Ayuso discutía a brazo partido con Sánchez y su cohorte de 23 ministros en plena pandemia?

En efecto cada uno debería de estar a lo suyo, el uno de líder del partido y dejando a la señora Ayuso que siga su ruta, que además va de ganadora; y el otro ejerciendo de Presidente que buena falta le hace al país el empezar a aplicar medidas para salir de esta crisis galopante y dejarse de viajes absurdos de la nada aprovechando desde cualquier rincón, como ha hecho desde África, a lanzar ataques a la presidenta de Madrid y enfadar a Marruecos.

Por otro lado hay que decir que incluso el señor Casado no ayuda, estorba porque recordemos que ha perdido todo a lo que se ha presentado.

Sigamos. Las dos Españas ya están posicionadas, en orden de batalla para el día de urnas. Ya se sabe y conocen los votos, incluido el voto “desconcertado”, que no lo está, tan solo para las encuestas del CIS de Tezanos y dependiendo la conveniencia.  Ha habido mucha tela que cortar desde el desastre chino de compras de material sanitario caro y en malas condiciones, prácticamente invalidado, del que todavía Sánchez no ha presentado sus cuentas y el ministro Illa  se escapó, sin rendir cuentas, a Cataluña, mientras su sucesora no sabe no contesta. No se sabe muy bien para que sirven el Tribunal de Cuentas y tantos órganos donde se esconden los políticos jubilados dándose la gran vidorra. 

Pero no nos desviemos, estas elecciones pueden significar el ocaso del señor Sánchez y el comienzo de su marcha juntamente con su izquierda radical y su independentismo separatista; el 4 de mayo puede significar empezar a ver  la luz o seguir en las tinieblas.