Con la amnistía Pedro Sánchez cava su tumba política y entierra su dignidad y honorabilidad. Carlos Magdalena

A partir de ahora llegan las consecuencias que van a ser muy graves para el país, en primer lugar para la convivencia, el ninguneo hacia el poder judicial, el coste que supone al PSOE, y en lo que se refiere al presidente Sánchez está cada día más cerca de sentarse en el banquillo y ante los jueces porque ha cometido una prevaricación política. Una prevaricación, una felonia uniendo a todos los grupos políticos para que apoyen la amnistía con el único fin de poder seguir en la poltrona de la Moncloa comprando sus votos, y esa aprobación lo ha sido en contra de la mayoría ciudadana y social de España, incluidos simpatizantes y militantes del partido socialista obrero español y contra la Constitución española.

O dicho de otra manera, Sánchez, se convierte en un títere de quien realmente gobierna en nuestro país, el señor Puigdemont. Se ha dicho ya de todo, que esa ley no es una amnistía como se entiende en el mundo jurídico sino que es una chapuza amañada a medida de la circunstancia que interesa a los encausados, es un fraude del derecho porque se ha redactado por la minoría de catalanes independentistas, a su medida para que sean amnistiados y puedan seguir así tejiendo su plan gracias a Sánchez y declarar la independencia otra vez.

El país está convulso aunque evidentemente no vamos a ir a pegarnos por la calle pero sí es cierto que el señor Sánchez Pérez Castejón ha cometido la mayor indignidad que un político puede cometer y es no defender los principios, la Constitución de un país, que es su país. La historia le castigará y le pondrá en su sitio más tarde o más temprano.

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