Carlos Soria: "Quería celebrar los 50 años de la ascensión al Manaslu, pero había olvidado que yo tenía 86"
"Ir a la montaña es lo que yo necesitaba para seguir viviendo"
El alpinista español Carlos Soria confiesa que en su reciente expedición para "querer celebrar" el medio siglo de su subida pionera al Manaslu (Nepal) se le olvidó que él "tenía 86 años" y que lo notó al regresar de esa cima "mágica", explicando que su pasión por las montañas le cambió el destino "totalmente" porque caminar entre ellas "es lo que necesitaba para seguir viviendo".
"Al día siguiente me di cuenta de la dureza. Me acordaba de querer celebrar los 50 años de la primera ascensión al Manaslu, pero se me había olvidado que yo tenía 86 años. Es verdad que hicimos una ascensión bastante buena; en general, bastante bien todo. Utilicé oxígeno solo para subir desde el último campamento", reconoce el veterano deportista en una entrevista con Europa Press.
Soria tiene una salud envidiable por su ejercicio físico disciplinado y diario. "Me levanto a las cinco y poco de la mañana, seis como muy tarde; desayuno, me preparo y vengo al Sputnik Climbing", alude el escalador abulense a su lugar predilecto de Las Rozas (Madrid). Aun así, los periodistas han alterado su rutina desde que hace dos meses volvió a casa. "No pasa nada, hoy era un día de relajación", tranquiliza.
Él trata de no fallar ni un día en su entrenamiento y por ello a las 07.00 horas acude diariamente a este recinto deportivo. "Elegí este sitio porque es el que más pronto abre", bromea. Y luego explica, que si no va al Sputnik Climbing, sale "a caminar por el Cerro del Telégrafo o La Pedriza", situados en la madrileña Sierra de Guadarrama.
"Lo importante es tener ganas de vivir y de hacer cosas, no estar aburrido o estar pensando que todo es fatal porque eso es horrible. Yo me siento bien. Me ayuda mucho el que me den ganas de hacer deporte y salir a entrenar por la montaña. Estoy contento con la vida, tengo una familia fantástica con cuatro hijas, dos de ellas viven en Moralzarzal, se vinieron a vivir cuando nos mudamos, y tengo nietos", dice emocionado.
A sus 86 años, lo que más le motiva para ir cada día al gimnasio son sus "ganas de vivir y encontrarse bien consigo mismo", aunque confiesa que su gran objetivo es "ir envejeciendo lo más despacito posible". "Trato de cenar pronto haciendo una merienda-cena y me acuesto lo más temprano posible, normalmente sobre las diez de la noche", afirma.
"IR A LA MONTAÑA ES LO QUE YO NECESITABA PARA SEGUIR VIVIENDO"
La pasión por las montañas le encandiló de modo fortuito cuando tenía 14 años y fue algo salvador porque le "cambió la vida totalmente". "Yo estaba empezando a trabajar como tapicero y durante unas vacaciones un compañero y yo decidimos ir a La Pedriza. Nos buscamos unos palos, nos prestaron una lona de una camioneta y allí pasamos 15 días. Aquello era lo que yo necesitaba para seguir viviendo en ese momento", asevera.
Justo se cumplen dos meses de su última expedición, `Manaslu, 50 años después`, y que ha tenido un significado profundo. Soria volvió a "su montaña" nepalí para conmemorar la primera ascensión española a ese lugar en 1975, donde él fue parte del equipo pionero. "El Manaslu para mí es una montaña muy especial, por muchas razones. Fue el primer sitio donde fuimos españoles, el último ochomil que he subido", subraya.
"Tiene un pueblo pegado a ella, donde hemos hecho cosas bonitas Sito [Carcavilla], Luis Miguel [López Soriano] y yo, como llevar cosas al colegio nuevo, ayudarles cuando ocurrió el terremoto... Tenemos buenos amigos", recuerda Soria antes de describir al Manaslu como una "montaña mágica". "He estado en su cumbre dos veces y otras dos o tres veces he intentando subirla", rememora.
"CUANDO VOLVÍ A CASA, NOTÉ QUE ME HABÍA PASADO UN POQUITO"
Su ascensión, marcada por su edad y una prótesis de rodilla, fue ejemplo de resistencia y sacrificio que --sin él saberlo-- le convirtió en el alpinista con mayor edad en llegar a la cima de un ochomil. "Fue muy duro, pero terminé contento porque todo había ido muy bien. Es verdad que, cuando volví a casa, noté que quizá me había pasado un poquito, pero enseguida me recuperé", señala al respecto.
La escalada le ha dado momentos de adversidad, como una fractura de tibia en la pierna derecha que sufrió ascendiendo al Dhaulagiri nepalí en 2023. "Fue un dolor terrible. Yo iba atado porque no teníamos camilla e intentaba ayudar con las manos. Las primeras 6 o 7 horas fueron terribles", narra su experiencia. Chillaba de dolor porque tenía la fractura abierta y los que iban conmigo se paraban, pero Sito les decía `la pierna no importa, hay que bajar, hay que perder altura`", añade.
"Me desmayé en algún momento. Luego, cuando ya llegamos a 7.200 metros, al campo 3, teníamos una camilla de plástico que subieron unos amigos polacos que se enteraron y subieron a ayudarnos. A partir de ahí tenía dolor, pero era distinto. La primera parte fue terrible, yo creo que me podía haber muerto de dolor y sufrimiento. Fue muy duro", agrega.
"DURANTE LA BAJADA, SITO NO SE SEPARABA DE MÍ"
Precisamente, se le ilumina la cara cuando nombra a su "hermano" Sito, con quien guarda "una amistad muy grande". "La dificultad une todavía mucho más. Cuando tuve el accidente, durante la bajada, Sito no se separaba de mí, no quería que me quedara solo de ninguna manera", apunta.
"Sito es un alpinista y un deportista fantástico, además es geólogo y aprendes muchas cosas de las montañas con él. Tiene una tranquilidad y una manera de ser que ayuda a todo el mundo a vivir. Sito es ya un viejo amigo porque hace muchos años que nos conocemos y que subimos el primer ochomil juntos y aquí seguimos", manifiesta al mismo tiempo que anunció que publican un libro.
"El libro se llama `Los ochomiles de Carlos Soria` y está escrito entre los dos. Desde siempre yo escribía, escribía en cada ochomil y lo iba guardando ahí. Yo escribo muy mal porque solo fui al colegio hasta los once años. Entonces, hace poco lo vio Sito, dijo `de aquí podemos sacar un libro perfectamente` y él lo ha arreglado. Yo hablo de las subidas y las expediciones, mientras que él habla de la historia de esa montaña, lo que es. Creo que va a ser un libro interesante", recalca.
Finalmente, Soria esquiva otro reto de este calibre: "Ahora quiero seguir vivo y con ganas de vivir. Nada más. Seguir haciendo las cosas que hago, venir al Sputnik Climbing el mayor tiempo posible porque es lo que más me gusta. Y si por lo que sea no puedo, andar por la montaña".
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