El Palacio de Festivales dedica esta semana al escritor ruso Chèjov con representaciones teatrales con Javier Cámara

De esta forma, se presenta 'Chèjov sin Chèjov', que tendrá lugar este miércoles 2 a las 19.30 horas en el Escenario Argenta. Un concierto-experiencia, acompañando a Vania x Vania (teatro), donde se explora la figura del dramaturgo mediante una técnica que se denomina de "vaciado", es decir, construyendo un entramado de piezas, músicos, poemas y estéticas que establecen "una suerte de fondo sobre el que reverbera con fuerza, sin estar presente en realidad, el gran autor teatral".

En cuanto a lo musical, se podrá disfrutar de temas de Tchaikovski, Scriabin, Debussy y Ravel a cargo del pianista Gustavo Díaz. Entre pieza y pieza se intercalará la lectura de poemas de autores rusos en las voces de Miguel Meca y Dana Kozak.

Ya el viernes 4 y sábado 5, será el turno para las obras teatrales, ambas a las 19.30 horas en la Sala Argenta, que proponen dos acercamientos diferentes a una de las obras más universales de Chèjov, en una coproducción de Teatro Español y Teatro Kamikaze.

'Vania x Vania' es un proyecto compuesto por dos obras: 'Tío Vania' de Chèjov, reescrito en dos versiones nuevas y originales, en estilos completamente distintos. Dos obras independientes interpretadas por los mismos actores en un juego teatral.

De esta forma, la versión 1 de Vania (viernes 4) presenta a un Chèjov desnudo y esencial en un acercamiento minimalista al texto y a la interpretación.

Mientras, la segunda (sábado 5) se trata de una reescritura de Chèjov en dos tiempos: Rusia a finales del XIX, y Castilla hoy en día.

Bajo la dirección de Pablo Remón, ambas obras serán representadas por Javier Cámara, Israel Elejalde, Marta Nieto, Marina Salas, Juan Codina, Manuela Paso y Laura Galán.

DÓKK

Por otra parte, el jueves 3, a las 19.30 horas, en la Sala Pereda, llega la propuesta live-media dirigida y producida por Mattia Carretti y Luca Camellini 'Dörk' dentro del mundo temático 'Cometas y asteroides'.

Este espectáculo lleva al espectador en un viaje a través del subconsciente, las emociones y la imprevisibilidad del ser humano, combinando la danza en vivo con un sistema de datos capaz de analizar en tiempo real aspectos como el sonido, el movimiento de la intérprete o el latido de su corazón, para interpretarlos y proyectarlos sobre el escenario, convertidos en paisajes digitales y objetos 3D.

Un espacio en el que cada gesto tiene su consecuencia directa, en una búsqueda constante del equilibrio entre la luz y la oscuridad.