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Tribunales 24-11-2025 16:00

El dueño del hostal arrendado y destrozado cree que fue "intencionado: Tuve presiones para venderlo barato"

Fiscalía y acusación particular califican los hechos como delito de daños y apropiación indebida, en vez de hurto

El propietario de un hostal de Entrambasaguas que alquilaba para su explotación comercial ha asegurado que cuando el último arrendatario --acusado de daños en el inmueble y apropiación indebida de muebles y enseres-- firmó el contrato, en julio de 2018 y por quince años, el negocio estaba "funcionado", con todo "equipado" y en "perfecto" estado además.

Y aunque ha dicho que en el documento suscrito se contemplaban obras y reparaciones para un "acondicionamiento integral" del local, cree que los desperfectos constatados dos meses después de la rúbrica no fueron fruto de esos trabajos de reforma, sino "provocados": "Para mí, que ha sido todo intencionado y fue destrozado para que se lo vendiera por cuatro euros. Tuve muchas presiones para comprarlo barato".

Así lo ha manifestado el dueño del establecimiento este lunes en la primera sesión del juicio en la Audiencia Provincial de Cantabria contra el hombre que lo había arrendado, encausado por provocar daños valorados en 76.000 euros y llevarse muebles y enseres de la docena de habitaciones y electrodomésticos y maquinarias de la cocina y bar por importe de 111.000, constitutivo esto último de un delito de apropiación indebida y no de hurto, como ha concretado al inicio de la vista oral el fiscal, que pide más de cuatro años de prisión.

Este cambio en la calificación ha llevado a la defensa a pedir la nulidad y suspensión del procedimiento -que proviene del Juzgado de lo Penal 3 de Santander- por dos motivos, al entender que ha habido una extralimitación del objeto del principio acusatorio y una modificación de las conclusiones provisionales sin la práctica de la prueba.

Pero la Sala de la Sección Tercera, aunque se ha mostrado de acuerdo con el letrado defensor y ha admitido que ha habido una "irregularidad procesal" en este procedimiento abreviado, ha apuntado que ha sido en virtud del principio de "economía procesal", para no celebrar todo el plenario en el Juzgado y determinar después que es competencia de la Audiencia, evitando así que se alargue "al menos" seis meses más.

El presidente del tribunal ha destacado al respecto que los hechos no se han "tocado" ni "modificado", y esto es "lo más importante", a pesar de que hurto y apropiación indebida son delitos heterogéneos -y no homogéneos-, como ha convenido con la defensa, a la que la Sala sí admitido la aportación de un informe y prueba pericial, la declaración de más testigos y que su cliente sea interrogado en último lugar, mientras que no ha entrado a valorar ahora las dilaciones indebidas planteadas por esta parte.

Mientras, la acusación particular, que también ha calificado como apropiación indebida, ha mantenido su escrito inicial salvo en las penas, que ha modificado para solicitar seis años de prisión, tres por este delito y otros tantos por el de daños.

EL NEGOCIO FUNCIONABA Y ESTABA TODO PERFECTO

Tras el trámite de cuestiones previas, el juicio ha comenzado con la declaración del propietario del establecimiento, que ha indicado que no conocía al acusado hasta que suscribieron el contrato de alquiler, aunque ha señalado que vivía cerca del lugar y era "cliente habitual" del hostal, por lo que sí "conocía las instalaciones" y los enseres, que "eran de mi propiedad".

Al respecto, ha afirmado que en ese momento el negocio estaba abierto y contaba con licencia de actividad, de modo que "lo cogió funcionando", y ha detallado además que estaba equipado y con "todo perfecto", incluso "vivían chicas que trabajaban allí" y que fueron "echadas de mala manera" cuando comenzaron las obras, ha añadido..

Ha detallado que el acuerdo de arrendamiento fue por quince años y 2.000 euros mensuales, aunque durante los tres primeros no cobró nada al procesado porque quería hacer un "acondicionamiento integral y estético" del local, para "ponerlo a su gusto y modernizarlo", y en el contrato se autorizaron así obras por importe de 100.000 euros.

El dueño, que ha reconocido que en su día hubo una fuga que se reparó aunque ha negado problemas de humedades, ha señalado que tras la rúbrica y entrega de llaves sufrió un accidente grave por el que tuvo que ser operado y cuando volvió por el hostal estaba "ya destrozado".

"El techo no se cayó, lo arrancaron" y "protegieron la barra del bar con colchones" para que no se estropeara el mármol, ha expresado al respecto, para enfatizar que se encontró "todo prácticamente demolido". Y ha agregado que no se solicitó en el Ayuntamiento licencia de obra "para lo que había hecho" en el local.

NI UN SOLO EURO DE ALQUILER

A preguntas de las partes, a las que ha negado haber percibido "ni un solo euro" del procesado por el arrendamiento, se ha referido a una reunión con el acusado y sus respectivos abogados por la resolución del contrato y la intención de este último de adquirir el inmueble, mediante la fórmula de alquiler con opción a compra, pese a que él no quería vender y a la "presión" que recibió para ello. Punto en el que ha aseverado que el encausado le dijo que si no vendía el hostal, se quedaba como estaba, pues no iba a reparar los daños.

Cuestionado por la existencia de seguros, ha apuntado que tenía uno de responsabilidad civil, pero no para indemnizaciones por desperfectos.

Sobre esto último, las acusaciones -que también reclaman el pago de multas e indemnizaciones- sostienen que el acusado ejecutó reformas de fontanería, albañilería, alicatado, electricidad y carpintería, entre otras, que no completó, dejando así el local "completamente destrozado e inservible para su uso comercial".

DE PERFECTAS CONDICIONES AL PASO DE UN TSUNAMI

En el juicio también ha testificado una mujer que trabajó en dos ocasiones para el dueño del hostal, donde acometió tareas de limpieza semanas antes del contrato de arrendamiento y estaba entonces "en perfectas condiciones.

Y ha declarado además un anterior arrendatario que alquiló el local durante varios años, que ha asegurado que conocía al acusado, pues como cliente iba "de vez en cuando" por el negocio, que por su parte estaba "a pleno rendimiento" cuando lo dejó, entre finales de 2017 y principios de 2018.

Después, cuando lo vio tras los hechos enjuiciados, parecía que "había pasado un tsunami por allí". "Estaba completamente destrozado. No había nada".

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