Dermatólogos destacan su "papel fundamental" en el "reto" del diagnóstico temprano de los linfomas cutáneos
La especialista del servicio de Dermatología en el Hospital de Viladecans y el Hospital Universitari de Bellvitge (Barcelona), la doctora Cristina Muniesa, ha destacado el "papel fundamental" de los dermatólogos a la hora de realizar un diagnóstico temprano de los linfomas cutáneos, una afección poco frecuente y cuya detección suele suponer "todo un reto" clínico-patológico.
"Los linfomas cutáneos son procesos linfoproliferativos que se manifiestan inicialmente en la piel, por lo que el papel del dermatólogo en el diagnóstico temprano es fundamental. En muchas ocasiones las lesiones en las etapas tempranas pueden confundirse con otras patologías y es muy importante que los médicos, especialmente los dermatólogos, conozcan bien esta patología para que puedan pensar en ella e incluirla en el diagnóstico diferencial", ha explicado Muniesa.
Además, el tratamiento en sus fases iniciales consiste en terapias dirigidas a la piel y dependen del dermatólogo, según ha afirmado en el marco del 2º Curso de Linfomas Cutáneos `Lo que el dermatólogo debe saber`, llevado a cabo por la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) y su Fundación Piel Sana, con el apoyo del Grupo Español de Linfomas Cutáneos de la AEDV y Kyowa Kirin, y dirigido a dermatólogos residentes de tercer o cuarto año y adjuntos interesados en este campo.
Tras ello, ha recordado que las fases más avanzadas de la enfermedad deben ser tratadas por un equipo multidisciplinar, en el que deben incluirse dermatólogos, hematólogos y especialistas en Oncorradioterapia, según un comunicado conjunto de estas organizaciones.
El curso también ha puesto el foco en el diagnóstico y el manejo de los linfomas cutáneos de células T, los más frecuentes y que afectan a cerca de 240 personas por cada millón en Europa, siendo la micosis fungoide el subtipo más común.
"La micosis fungoide en sus fases iniciales se manifiesta con manchas eritematosas discretamente descamativas que pueden simular otras entidades como eccemas, tiñas o psoriasis. Por este motivo, no es infrecuente el retraso en el diagnóstico, con una media de tres años. Es importante conocer bien esta patología y en el caso de lesiones de este tipo, persistentes en el tiempo, que no responden a los tratamientos habituales, realizar una biopsia cutánea", ha añadido Muniesa.
Asimismo, ha recalcado que el trabajo en equipo "puede ayudar a hacer difusión de esta patología y contribuir a reducir este tiempo de retraso en el diagnóstico", gracias a lo que ya se ha conseguido un Registro Español de Linfomas Cutáneos (RELC) --elaborado con la colaboración de la Unidad de Investigación de la AEDV-- y la elaboración de una guía multidisciplinar para el abordaje diagnóstico y terapéutico del paciente con linfoma cutáneo, en coordinación con el Grupo Español de Linfoma Cutáneo de la AEDV, las sociedades españolas de Anatomía Patológica, Oncología Radioterapéutica y por el Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea (GELTAMO).
"Afortunadamente, en los últimos años se ha avanzado mucho en el tratamiento de los linfomas cutáneos, especialmente en el campo de la inmunoterapia. Disponemos de anticuerpos monoclonales (antiCD30 --brentuximab-- y antiCCR4 --mogamulizumab--) que han demostrado ser eficaces y en general bien tolerados y seguros", ha concluido la especialista.
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