27-10-2011 11:35
Sueño sin anestesia
¿Cómo no alegrarse al saber que no te va a estallar una papelera a pie de tu portal?. ¿Cómo no respirar distinto si quien te mira solo te mira y no te espía?. ¿Cómo evitar no pensar que el sueño de la libertad a lo mejor ha llegado?.

Es imposible sustraerse a la esperanza y negarse a uno mismo el sueño de un País Vasco sin verdugos que son esos que con atuendo patético nos dijeron a través de la BBC que cesaban de manera definitiva en su "actividad armada". Esta frase, escondida en una retórica propia de una organización terrorista, ha sido bastante para que nos deslicemos hacia un sueño, esta vez profundo, y sin anestesia.
Si en momentos de dolor o de angustia la mejor receta es no dejarse vencer por el desaliento, nada mejor que acoger las buenas noticias sin dislocarnos en una alegría adolescente. Tan justificada está la esperanza como el escepticismo. La esperanza q no hay que centrarla en el comunicado de ETA, que como organización terrorista y por tanto anhelante de logros políticos, sabe adaptarse a las circunstancias y entiende de pragmatismo mejor que nadie. La esperanza está en que a este comunicado de ETA se responda desde la democracia con inteligencia y sin prisas.
La esperanza es el estado de Derecho, la aplicación prudente y acertada de la ley y sobre todo y por encima de todo la decisión contundente de todos los demócratas de que cuando se escriba el fin que aún está por llegar quede bien claro que no es lo mismo morir que matar, que quienes han traído la paz --¡como manoseamos esta bella palabra¡-- no son los mismos que han asesinado, sino quienes durante años y años han resistido sin más anestesia que la de sus convicciones, al horror de quienes insisten en que aquí no debe haber vencedores n vencidos. No, no se trata de eso. Solo se trata de que quede claro que ha habido víctimas y verdugos.
Fue el Presidente Roosvelt el que afirmó que entre la rectitud y la paz se quedaba con la rectitud. Y así debe ser porque sólo desde la rectitud democrática será posible la libertad porque paz, lo que se dice paz, ya existe. Lo que ha faltado y aun falta es libertad.
Soñemos con esta libertad pero con los pies en el suelo, con la rectitud de la que hablaba el presidente norteamericano que es la que impide, o debiera impedir, premiar la ausencia de atentados con la anestesia de considerar que aquí no ha pasado nada, que ETA nunca ha existido. El sueño aún debe hacerse realidad, de manera que toda prudencia es poca, que nada de alocamientos para afirmar que la pesadilla ha concluido de verdad y para siempre.
Muchos nos sumamos y compartimos alegría y esperanza pero algunos no podemos olvidar que la decisión de ETA no se debe a una reflexión sobre bases democráticas y morales. Se debe, por encima de cualquier otra consideración, a su pragmatismo para procurar los mejores resultados posibles para Amaiur.
Vienen tiempos complicados y difíciles. Habrá altibajos, momentos de alarma y días de placidez. Lo importante, lo definitivo para que el sueño sea realidad es aplicar a este "nuevo tiempo"--¡ha habido tanto en el País Vasco¡-- la rectitud de la democracia y de la ley que son las únicas garantes de la libertad. Mucho más que los anuncios de ETA.
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