Mendigando honestidad
Quien ama y respeta a una mujer, está amando y respetando al mundo entero. No olvidemos que, si nosotros estamos pernoctando en este valle de lágrimas, se lo debemos a ellas.
"La mujer quiere ser amada sin razón, sin motivo;
no porque sea hermosa o buena o bien educada o graciosa o espiritual,
sino porque es" (Amiel, diario íntimo II)
Ellas desean ser respetadas y amadas… ¡Es verdad! Soy un hombre observador, y disfruto -desde luego- ayudando a mis semejantes. Era la hora de la siesta -que nunca duermo-, y me encontraba sentado sobre un banco en el jardín. Dos mujeres jóvenes -entre treinta y cinco y cuarenta años- hablaban a voces, como lo hacemos la mayoría de los españoles. Piensa uno que ha escuchado todas las cosas de este mundo. Pero no; siempre surge algo nuevo. «No puedo aguantar más. Fíjate: ayer me dijo- mi jefe- que, si me acostaba con él, me propondría para jefe de sección. Ya sabes, habrá pronto un concurso-oposición de régimen interno por méritos (?)... ¡Qué cara dura!», le contaba la rubia a la pelirroja. « Pues, si fuera yo, no lo pensaría dos veces. ¡Mira qué...son cuarenta mil pesetas más al mes! ¿Quién iba a enterarse?», le contestó la pelirroja.
Y es que en las empresas, públicas y privadas, se hayan ya muchas mujeres desempeñando labores propias de los hombres, pero sin perder para nada su identidad femenina. A su lado deambulan desaprensivos, vividores, buscadores de cuerpos-oro suave-femeninos deseados...que acosan sexual y moralmente a las féminas-sean casadas, solteras o viudas-.Pasados unos minutos la rubia quedó sola, pero cómo estamos en democracia, me dijo mi atrevimiento: « Acércate a esa chica, y trata de ayudarla». « ¡Perdone, señorita, mi atrevimiento! No he podido sustraerme a escuchar sus conversaciones y, de verdad, creo que debe denunciarlo», le manifesté.
«Le presto mi reproductor de casetes. Ya ve; pequeño como un paquete de cigarrillos. Métalo en el cajón de su mesa de trabajo, y presione aquí (“Rec”y “Play”) cuando entre ese “cazamujeres” de mente estrecha», terminé diciéndole. No es prueba suficiente ante los tribunales de justicia, pero si evidencia ética para que le cambien de negociado. « ¿Cree que tendré arrestos suficientes para tenderle esta pequeña trampa a ese hijo...?», me contestó. Claro que sí-le dije-, pues la democracia-sus leyes-le confieren el derecho a defenderse, y belleza le sobra en abundancia pero para ser mujer de un solo hombre: su marido. Pues bien, enseñando a un sinvergüenza a respetar a las mujeres, respetará a la propia.
Quien ama y respeta a una mujer está amando y respetando al mundo entero. No olvidemos que, si nosotros estamos pernoctando en este valle de lágrimas, se lo debemos a ellas. «La mujer quiere ser amada sin razón, sin motivo; no porque sea hermosa o buena o bien educada o graciosa o espiritual, sino porque es » (Amiel, diario íntimo II).Nos tenían enseñado-en años anteriores-que por el mero hecho de haber nacido hombres, y no mujeres, dominaríamos el mundo: gran error el cometido por nuestros maestros. Hoy por hoy, y a Dios gracias, la mujer/es está/n liberadas para bien o para mal, pero han asumidos todas sus consecuencias. Realmente esta señorita-funcionario, como otras muchas, está- todos los días del año-mendigando honestidad.
Sé el primero en comentar