Noticias de Cantabria
20-01-2014 12:41

El desafío a Pere Navarro

El debate, pues, ni versa sobre legalidad o ilegalidad. El debate es estrictamente político en la medida de que con esta reivindicación lo que se pretende es mantener vivo un proceso -el de la independencia_condenado a la nada.

   Ni para él ni para el conjunto de la ejecutiva del PSC ha supuesto sorpresa alguna que tres electos catalanes se hayan desmarcado de lo acordado por la mayoría apoyando las pretensiones de Mas de tomar para si, para la Generalitat, la capacidad de convocar consultas, competencia exclusiva del Gobierno de la Nación. La reivindicación no es ilegal y la forma de solicitarla, tampoco.

   El debate, pues, ni versa sobre legalidad o ilegalidad. El debate es estrictamente político en la medida de que con esta reivindicación lo que se pretende es mantener vivo un proceso -el de la independencia_condenado a la nada.

   Como se trata de política, la dirección del PSC tomó, por abrumadora mayoría, una decisión política: votar no a la propuesta nacionalista. Esta decisión no es una decisión de mera táctica, sino que es un decisión estratégica con la que el PSC dirigido por Pere Navarro decidió un punto de inflexión en su propia trayectoria un tanto balbuceante. Han sido los balbuceos socialistas los que han ayudado a determinadas ensoñaciones y Pere Navarro, con la complicidad activa y decisiva de Alfredo Pérez Rubalcaba, optó por dar un giro radical a una posición, la del PSC, que amenazaba seriamente la propia estabilidad interna del PSOE.

   Se sabía que entre tres y cinco electos catalanes podían saltarse lo acordado. Al final han sido tres aparentemente liderados por Marina Gelli. Ellos ni van a dejar sus actas de parlamentarios y, ni mucho menos, van a abandonar el PSC. "No estamos solos", afirman y es verdad. Es verdad que detrás de los tres críticos oficiales hay un sector del PSC que no tiene voz en los comités nacionales, ni en la dirección ni en órgano alguno del partido. Es ese PSC que está en los Ayuntamientos, en las organizaciones vecinales  que no quiere ir contracorriente.

   Esta circunstancia supone todo un desafío a Pere Navarro y a su intento de liderar un PSC que, cuando menos, no aparezca ante la opinión pública y ante el resto de socialistas españoles como un partido que balbucea abducido por las pretensiones nacionalistas. Los críticos no se lo van a poner fácil. Consideran que el PSC es también su partido y es en el tejado de Pere Navarro y de la dirección del partido en donde los disconformes han colocado la pelota. No hay solución buena.

   Si se opta por considerar que no ha pasado nada o que lo ocurrido es irrelevante, el PSC continuará enredado en su propio bucle. Si, por el contrario, la dirección opta por solución tajante como pudieran ser la expulsión del partido de quienes no se han ajustado a las decisiones adoptadas por la mayoría, el PSC se adentra por los caminos de la ruptura. Pere Navarro tiene un desafío sobre su cabeza.

   Después de meses llenos de dificultades internas, el responsable último de los socialistas catalanes, lo único que no puede hacer es no hacer nada sabiendo que haga lo que haga la polémica e incluso la fractura podría ser una realidad. Hay momentos en la vida política de un partido en los que sus dirigentes se la tienen que jugar y es en este momento, en el de jugársela, en el que se encuentra el socialista catalán Pere Navarro. El que más sabe de esto es Alfredo Pérez Rubalcaba.

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