El ‘Centro Botín’, una maravilla arquitectónica Siglo XXI

Es  el calificativo más suave que se puede dar  a este regalo de Don Emilio, de la familia Botín a Cantabria. Por fin, hemos podido visitar el ‘Centro Botín’ finalizado integralmente y con todos los detalles, cinco años de obra, se inició en 2012, y es el gran  legado de ese banquero que todos calificaron como el último banquero al estilo tradicional sin ningún género de dudas, don Emilio Botín.

En efecto, este prohombre cántabro ha dejado a Cantabria, a su patria chica Santander, un legado que marca un hito histórico  mundial para nuestra comunidad. Con esta inauguración Cantabria pisa la alfombra roja del siglo XXI en la cultura.

La historia de  Cantabria está llena de grandes personajes y muchas veces no los reconocemos como debiéramos, o  lo que es peor los olvidamos No  podemos citarlos a todos porque nos olvidaríamos de muchos. Pero sí podemos citar, con respeto a los demás, a algunos de esos  grandes como el Marqués de Valdecilla y el último Don Emilio Botín.

El primero nos “plantó” un Hospital, Valdecilla, que fue puntero y referencia mundial en medicina y que debemos tratar que recupere su prestigio, no obstante, de disponer del suficiente al día de hoy y poderse codear con los grandes del mundo. Y el segundo, contumaz él, tuvo la grandiosa idea e inició el "Centro Botín" dando su diseño a un arquitecto de fama y reconocimiento mundial, Renzo Piano. D. Emilio no ha podido ver finalizada su obra pero su familia la finalizó en su honor y hoy se ha inaugurado.

El ‘Centro Botín’ empieza su singladura y nadie duda que va a  ser universal y centro de peregrinación del arte. Lo que hemos visto empieza porque  la estructura que alberga el ‘Centro Botín’ es un monumento arquitectónico, independientemente de su originalidad o de su diseño.

Sus pasarelas sobre el mar, y su penetración en la Bahía es única, y el contemplar la Bahía desde este lugar es un privilegio que sorprende incluso a los santanderinos acostumbrados a ver a diario el entorno, desde sus pasarelas flotantes que te hace sentir vértigo. Su diseño interior espectacular, con unos ventanales grandiosos y una decoración con materiales magníficos. En fin, que no se puede poner un defecto, y en caso de hacerlo, reiteramos, falta el busto de Don Emilio.