Adiós, Leticia, adiós

He ido hoy a “comprar”, simuladamente, el famoso libro -Adiós Princesa Adiós- a dos librerías, no lo tenían, agotado. Y a mí, el libro del tal Rocasolano que habla de la princesa Leticia y de su aborto me importa un pito. La actual princesa antes de serlo fue plebeya y habrá tenido aciertos y desaciertos públicos mientras a los de sangre azul se les ocultaba. Y ha vivido a su aire, como todos los mortales,  nunca pensó tener que rendir cuentas a un país ni que un primo quisiese “hacer caja” de sus intimas andanzas de la ahora consorte del heredero Felipe. ¿?.



Para empezar mal el que la antes periodista y ahora princesa quiera esconder su pasado. El pasado es historia y a la historia no debemos renunciar.Lo que realmente me interesaba era  comprobar el estado de libertades de este país, muy pocas y sólo cuando interesan. No estaba el libro, no se sabe si agotado o retirado. En nuestra época estudiantil se censuraban  los libros de Ruedo Ibérico, entre otros, por lo que  teníamos que  ir a comprarlos a  Perpiñán, (y también a ver el Último Tango en Paris), a menos que algún buen amigo nos los trajera o lo consiguiéramos  en alguna librería progre y a escondidas de Layetana o Urgel de aquella Barcelona añorada epoca estudiantil. Era normal estábamos en la dictadura franquista.



Pero que ahora se intente censurar igualmente, aunque de una manera más sutil, el libro de un tal Rocasolano, autor o firmante,  que cuenta de forma crítica a la periodista reconvertida en   princesa  y su aborto, entre otras cosas, resulta demencial.Es impropio de una democracia, por lo que es lógico que todos nos hagamos la misma pregunta: ¿en qué país vivimos?. Y la respuesta siempre es la misma, estamos en un país de falsetes, de hipócritas, de fariseos en el que todo vale si interesa a quien competa en cada momento o circunstancia.
A la princesa el primo le ha salido rana…o sapo. C`est la vie