Un mundo emergente sin EEUU. por Eduardo Madroñal Pedraza
Se ha creado, en Asia-Pacífico, la mayor zona económica del mundo. El acuerdo comercial ya había sido firmado por China, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN en inglés) en la cumbre de noviembre del año pasado en Bangkok.
Se ha creado, en Asia-Pacífico, la mayor zona económica del mundo. El acuerdo comercial ya había sido firmado por China, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN en inglés) en la cumbre de noviembre del año pasado en Bangkok. Es un tratado de gran significación económica no solo para el sudeste asiático y la región Asia-Pacífico sino también para el resto del mundo. Significa la creación de la mayor zona económica de libre comercio del mundo. Con la muy llamativa ausencia de Estados Unidos, lo que hubiera sido impensable hace pocos años.
Un acuerdo que ha sido bautizado como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, siglas en inglés), y se ha firmado de manera virtual ayer domingo durante la cumbre, que se celebra anualmente, de las naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Quedaba pendiente la ratificación por los parlamentos de cada país para su plena entrada en vigor, lo que ha llevado un año. En el tratado participan 15 países de Asia y Oceanía -los 10 miembros de la ASEAN junto con China, Australia, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda-, ya que India, participante en todas las negociaciones previas, ha decidido no firmar el acuerdo de momento por razones de “interés nacional”, es decir, el déficit actual en su balanza comercial. Este gran acuerdo económico estratégico ya fue concebido por China en 2012 en oposición a otro tratado comercial -el TPP- impulsado por Estados Unidos en la época de Obama, y que posteriormente Trump decidió abandonar.
La RCEP abarcará a 2.300 millones de habitantes -el 34% de la población mundial, y si se incorporara India serían unos 3.400 millones-, y representa casi un tercio del PIB mundial -el 32,2%-, lo que suponen 20,6 billones de euros. También sumaría un tercio de la inversión global y del comercio mundial. Es un proyecto que afectaría a un tercio de la economía del globo y que supondría un mercado de casi la mitad de la población del planeta. Además de reducir los precios de importación y exportación, conllevaría la unificación de las normas comerciales a nivel regional, y simplificaría los trámites para los productores y los distribuidores. Los firmantes de la RCEP han declarado que “obviamente India sería bienvenida si en el futuro decidiera sumarse”.
Ante este avance en las relaciones económicas autónomas entre los países de Asia-Pacífico -un área que sin embargo Estados Unidos considera de máxima importancia geoestratégica en su objetivo de mantener su hegemonía mundial y contener el ascenso de China- EEUU ha dado pasos contradictorios. Trump se negó a asistir a la cumbre del noviembre del año pasado. Por el contrario, invitó a los líderes de la ASEAN a una “cumbre especial” a celebrar “en casa”, en EEUU a principios de 2020. Y EEUU no va a dejar de presionar a los países de la ASEAN. Y la misma presión económico-militar la está aplicando también a sus principales “aliados estratégicos” en el Extremo Oriente, Japón y Corea del Sur, así como a Australia y Nueva Zelanda.
Ante la intensificación por parte de la Administración Trump del enfrentamiento de EEUU contra China -a la que ha declarado una guerra comercial que ha dejado notar sus nocivos efectos en el panorama económico mundial a lo que se ha añadido la pandemia- la decisiva región Asia-Pacífico -la más dinámica y de mayor proyección demográfica y económica del globo- tiende a escapar del control de la superpotencia norteamericana. Mientras China ha seguido adelante con su crecimiento económico y con su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, al que está consiguiendo atraer a más y más países asiáticos.
El acuerdo permitirá acelerar la recuperación económica en los países de la región tras la pandemia. Pese al veto de Washington y ante el proteccionismo de Trump, los países de la ASEAN -Birmania, Brunéi, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam- se han ido acercando a China. Un ejemplo es que Pekín se ha comprometido durante la cumbre a cerrar un código de conducta con la ASEAN para evitar una escalada de las tensiones en las aguas de la zona. La ASEAN suma 650 millones de habitantes, con un PIB en 2018 de 2,5 billones de dólares -y con la perspectiva de alcanzar los 4,7 billones en 2025- en proceso de convertirse en la cuarta potencia económica del mundo.
Este cambio en las relaciones económicas internacionales se integra en el convulso periodo que vive el orden global en su camino hacia la multipolaridad. Un periodo de transición de un orden unipolar a otro multipolar que se está escribiendo, y cuyo resultado dependerá de varios factores, desde las decisiones que vayan adoptando la superpotencia norteamericana, y las potencias emergentes, así como la lucha del conjunto de los países y pueblos del mundo.
La superpotencia norteamericana vive su ocaso imperial, y, por el contrario, otros centros de poder mundial emergen de forma incontenible exigiendo ser tratados como iguales. El hegemonismo retrocede, y avanza la lucha de los países y pueblos del mundo por su soberanía nacional y su desarrollo independiente.
Eduardo Madroñal Pedraza
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