Un gallego le zurra, y bien a Sánchez Carlos Magdalena
Muchos tenemos la impresión de que éste ha sido el último debate de Sánchez como presidente de España. Le faltaron las formas, las maneras, la clase, la categoría, el saber ser, el saber estar. Como muy bien dijo Feijóo esto no es el plató del Hormiguero ni yo soy Motos. Esa fue una salida brillante porque la entrevista con Motos parecía que se le comía al pobre Pablo acostumbrado a entrevistas de guante blanco con afamados cantantes y actores.
Muchos tenemos la impresión de que éste ha sido el último debate de Sánchez como presidente de España. Le faltaron las formas, las maneras, la clase, la categoría, el saber ser, el saber estar. Como muy bien dijo Feijóo esto no es el plató del Hormiquero ni yo soy Motos. Esa fue una salida brillante porque la entrevista con Motos parecía que se le comía al pobre Pablo acostumbrado a entrevistas de guante blanco con afamados cantantes y actores.
Aquí lo que ha hecho el Gallego es simplemente esperar, aguantar las acometidas, y responder con tranquilidad, de forma sosegada y nada más. Sánchez, él solito se ha metido en el laberinto. Pero ¡ojo! en ese laberinto ya estaba muy metido, hasta las patas, con los pactos con independentistas, con los paseos en su Falcon, con los intríngulis que tiene con Marruecos, con cambiar las leyes cuando le viene en gana, con pactar con el PNV detrás del telón, con la salida de los de Bildu de las cárceles a la chita callando y sin meter ruido a cambio de apoyos y complicidades vergonzantes, y un largo etcétera que todos los ciudadanos a día de hoy ya sabemos.
Por lo anterior y mucho más Sánchez atacaba de forma desaforada, llevaba una maleta con demasiados sapos negros dentro y en cuanto le pinchaba un poco Feijóo se remontaba, perdía los estribos y volvía a mentir que es lo suyo y sacando a Vox a colación sin venir a cuento porque el señor Feijóo no tiene que responder ante los desvaríos de Vox porque no es su líder, es el líder del Partido Popular como le tuvo que recordar en varias ocasiones.
Una pena de debate donde el presidente actual se ha puesto en evidencia dejando ver sus carencias y retratándose a sí mismo, sin argumentos sin esencia y poniendo de manifiesto que lo suyo no es el debate porque le falta consistencia y sapiencia. Un final para este hombre cuya habilidad reconocida ha sido la de ser un gran trepa, y lo triste es que ha podido con todos. Pero sobre todo es una pena para su partido, para el PSOE que ahora tiene que recuperar su identidad.
Sánchez comenzó confiado pero a los dos segundos se dio cuenta que su contrincante era más fuerte y no iba a poder camelarlo, continuó nervioso e irascible, puso de manifiesto su incapacidad para él debate por lo que imaginamos esté dando gracias de que el líder del PP no aceptara la retahíla de debates que supuestamente quería y propuso al inicio de convocar elecciones, y terminó defraudado consigo mismo porque se dio cuenta de que no había dado la talla y la mueca de la sonrisa a la que nos tiene tan acostumbrados ni tan siquiera le salía.
En definitiva una pena de espectáculo donde no se expusieron medidas y el ataque y defensa fue la nota predominante, un debate que a los veinte minutos de comenzar daban ganas de desconectarse porque el rumbo que tomaba se veía claramente que no correspondía a la categoría que debería mostrar un presidente de la nación y que ha puesto de manifiesto quién debe de sustituirlo.
¿Quieres envíar un comentario?
Comentarios(1):
Todos nos preguntamos que hacían ahí la Pastor y el Valles ¿Tenían miedo de intervenir?