¿Temor o desprecio a la comunidad educativa?, por Jesús Salamanca Alonso
Se vota en contra de que participe la comunidad educativa en el debate. Con ello se rompe el procedimiento habitual de las diversas proposiciones de ley o proyectos.
Al Gobierno se le llena la boca de conceptos hermosos como democracia, participación, consenso o convivencia pero, a la hora de la verdad, PSOE y Unidas Podemos excluyen a la comunidad educativa del debate de la sectaria “ley Celaá”. En la reunión de la Comisión de Educación del Congreso de los Diputados se tramita la ley para modificar la LOE de los socialistas y eliminar la LOMCE de los populares. Se ha iniciado un camino antidemocrático, dictatorial y propio de las paranoias bolivarianas, donde unos “adoquines” se creen por encima del bien y del mal.
Inicialmente votó la Mesa de la Comisión y el resultado fue contrario a las comparecencias de la comunidad educativa (con dos votos a favor del PP y tres votos en contra: dos del PSOE y uno de Podemos). No obstante, y dado que no se alcanzó la unanimidad en la Mesa la votación sobre ese “si” o “no” respecto a las intervenciones de la sociedad civil, se ha puesto en manos de la Comisión de Educación.
Ahora resulta que son necesarias medidas de carácter urgente en materia de educación, pero en verano todos titulares de ministerios se dieron al ocio, al buen vivir y a mejor holgar. ¿No había que adoptar medidas para el comienzo del curso? Entre esas nuevas y urgentes medidas se incluye la posibilidad de que el alumnado pase de curso sin límite de suspensos, además de contratar profesorado sin el máster específico para su habilitación docente.
Entienden que la educación es tan poco importante que cualquiera sirve para ello. ¡Vaya colección de “acémilas”, gaznápiros sin formación y “burdéganos” sin criterio! Como a muchos de ellos los regalaron las licenciaturas, los doctorados y los másteres, creen que eso ha sido igual para todos. ¿Acaso alguien piensa que el calificativo de “cum fraude” a Pedro es por casualidad?
Se vota en contra de que participe la comunidad educativa en el debate. Con ello se rompe el procedimiento habitual de las diversas proposiciones de ley o proyectos. Resulta que todas las formaciones “Frankenstein” del Congreso votaron a favor de excluir a la sociedad civil del debate. “¡Joder, qué tropa!”. Algo esconden cuando quieren sacar adelante su trabajo por las cloacas del Ministerio de Educación y FP, en vez de hacerlo por la puerta principal. Tan solo cuatro votos a favor de dar participación: Cs, Vox, PP y UPN.
Se va a producir daño al alumnado y atropello a las comunidades autónomas. Hay sindicatos docentes que han recurrido al Defensor del Pueblo o están en ello. “Estamos ante una vulneración del principio de igualdad de oportunidades entre el alumnado”, dice CSIF. Como siempre, nuestros políticos van por libre y luego presumen de dialogantes. Son más falsos que los billetes de tres euros. ¡Cómo van a contar con expertos si ni siquiera los tienen en lo sanitario! ¿Se acuerdan?
¿Pero en qué manos estamos? La ignorancia es la madre del atrevimiento. Aspiran al aborregamiento de la sociedad civil, no obstante el profesorado sabrá quitar la paja y quedarse con el grano, con el fin de no dañar al alumnado: otras veces lo hemos hecho con las leyes sectarias y mediocres como la LOGSE (Ley Orgánica de Gamberros Sin Escrúpulos) Ya no tengo dudas respecto a que, si te afilias al PSOE y Unidas Podemos, al final del curso académico te regalan un máster y un doctorado como el de Pedro “Cum Fraude”.
Desde 1985 con la LODE hasta la LOMCE de 2013 siempre ha habido participación, incluso en la más sospechosa de todas, la LOPEGCE: Ley Orgánica de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Educativos que creó túneles y puertas falsas para el acceso al Servicio de Inspección Educativa desde la afiliación al PSOE y sus satélites; ahí la obediencia debida fue un mérito, como lo fue el sectarismo cutre y benefactor del provecho propio.
La falta de debate es el resultado de la carencia de ideas. No puede aportar nada nuevo excepto “salvajadas” como facilitar las titulaciones, acceso del profesorado sin la formación precisa, cercenamiento de la carrera docente, aprobados de “tómbola”, miserias curriculares, oscurantismo de criterios, falta de consenso y ausencia de pruebas externas, entre otras.
Es fácil comprobar que ese proyecto de ley nace muerto y es rehén de los prejuicios ideológicos de un partido socialista en descomposición. Nunca funcionó en democracia eso de imponer una ley con procedimientos sectarios y totalitarios, donde unos “adoquines” se consideran expertos en todo cuando, en realidad, muestran un analfabetismo atrabiliario.
Con reformas así acabaremos haciendo realidad el meme sobre Adriana Lastra: le pregunta una periodista si ella es de la EGB y responde que jamás perteneció al Servicio de Inteligencia Ruso (KGB). Otros acabarán confundiendo la SS (Seguridad Social) con las “SS” que inicialmente eran el cuerpo de combate de élite de las ‘Schutzstaffel’ (escuadras de protección).
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