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Opinión 20-07-2020 08:00

Represión a la enseñanza concertada. Por Jesús Salamanca Alonso

Debería saber la ministra de educación que, siguiendo los principios constitucionales, cualquier persona física y jurídica tiene plena libertad para crear centros docentes.

 

 

Escuchar a una ministra de educación  decir lo que dijo, en su día, en el Congreso de Escuelas Católicas es una prueba de que no ha leído la Constitución y, si la ha leído, no ha entendido el contenido del artículo 27. Sinceramente me siento avergonzado de tener una “ministra estorbo”. La desorientación de esta señora causa estupor. Está claro que “no hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige”.

 

La ministra de educación y formación profesional hace tiempo que se quitó la careta. Todo surgió por la siguiente perla: "el derecho de los padres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo no son una emanación estricta de la libertad de enseñanza reconocida en el artículo 27 de la Constitución". La demostrada torpeza y radicalidad de Celaá empieza por negar la libertad de la educación de los padres para con los hijos. No es ningún secreto decir que el socialismo niega la libertad siempre que puede; recuerden a Balzac cuando decía que “…el socialismo mató a su madre, la república, y a su hermana la libertad”. Miente nuestra ministra de educación, tal vez porque tiene buen maestro en su jefe más directo.

 

Según ella, el derecho de los padres no emana de la Constitución sino de las circunstancias y “condiciones legales que se determinen”. Y para dar énfasis se acoge a que el Tribunal Constitucional así lo estableció el año 1981, algo sobradamente superado y explicado por otros tribunales. Ahora, con lo de no apoyar a la escuela concertada para hacer frente a la covid-19 vuelve a esputar hacia arriba y las CC.AA. dan otra lección al Gobierno de la nación porque el artículo 116.4 de la Ley Orgánica de Educación (LOE) permite a las comunidades autónomas “dictar las normas necesarias para el desarrollo del régimen de conciertos educativos (…)”. Y en ese concierto es donde se establecen derechos y obligaciones recíprocas, en cuanto al régimen económico, duración, prórroga, extensión, número de unidades escolares concertadas y demás aspectos.

 

Acudo al artículo 27 de nuestra Carta Magna. Cada apartado me va dando argumentos para propinar a la ministra bofetadas dialécticas a las que se hace acreedora. ¿Es que usted no ha oído hablar de la libertad de enseñanza? Pues de eso habla también el artículo 27. ¿Es que no sabe que los Poderes Públicos garantizan a los padres el derecho para la formación religiosa de sus retoños, en concordancia con sus convicciones? Pues si así piensa es porque no ha leído el apartado 3 de ese mismo artículo de la Constitución o porque no lo ha entendido.

 

No quiero cerrar el artículo sin darle un último palmetazo dialéctico. Se lo merece en voz alta y con mayúsculas: Debería saber que siguiendo los principios constitucionales, cualquier persona física y jurídica tiene plena libertad para crear centros docentes. De ahí que religiosos y laicos se empeñen en esa labor cuando así lo creen oportuno.  También existe el derecho de libertad de cátedra ¿Lo sabe o también nos lo otorga el Tribunal Constitucional? ¡Váyase a tomar vientos a la farola y, de paso, airee esos pensamientos tan cavernícolas que tiene! 

 

He constatado el dato sobre el alumnado que estudia en la escuela concertada. Lo hace uno de cada cuatro. Hoy la concertada teme desaparecer porque el PSOE y ‘Hundidas’ Podemos  han vetado las ayudas a esa en el grupo de trabajo sobre políticas sociales de la Comisión de Reconstrucción Social y Económica de España. En juego están 16.000 millones de euros que Gobierno transferirá a las comunidades autónomas, de los que  2.000 millones son para afrontar la covid-19, pero sólo para la pública; eso deja en una clara situación de desigualdad y penuria a  la concertada, algo muy propio de la ideología única y del sociocomunismo más vulgar. Menos mal que las comunidades autónomas han hecho la peineta al dictamen de la conjunción socialcomunista y han dado toda una lección al Gobierno, como ya hicieron con la gestión de la crisis sanitaria y el material correspondiente.

 

A lo largo del día de hoy he podido constatar que casi todas comunidades autónomas han incluido a la enseñanza concertada en la batería de ayudas para poder combatir el desastre de la covid-19. Y no solo eso sino que los consejeros de educación han mostrado todo su apoyo y comprensión a la escuela concertada.

 

La ministra se ha metido en camisas de once varas que es como meterse en ajenos amoríos y en zarzas. Y ya se sabe –como decía Plutarco-- que “quien en zarzas y en amores se metiere, entrará cuando quiera, mas no saldrá cuando quisiere”. Por eso, los intentos de rectificación que ha pretendido en los medios ‘a posteriori’ no han hecho más que demostrar la mala fe y peor baba de la que ya hizo gala. 

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Comentarios(1):

PAD - 20-07-2020

Lo de esta ministra y lo de todo el Gobierno es de una auténtica vergüenza, pues cada día se sacan un conejillo de la manda sectaria que guía sus impulsos; resabios y rencores del pasado, para una ministra, como de casi todo el Gobierno, que estudió en un centro concertado. ¿Por qué les odian tanto? Además de la magnífica argumentación del autor de este artículo, sepa el Gobierno que los padres que, en base a sus derechos constitucionales, deciden escolarizar a sus hijos en centros concertados, también pagan impuestos (Y, además, la enseñanza concertada ahorra mucho dinero a las arcas públicas)