Noticias de Cantabria
Opinión 15-02-2021 06:16

Nuestro Cantábrico. Por Carlos Magdalena Menchaca

El Faro arrastra historia y muchos recuerdos... cuando mi padre me llevó a ese Faro, era un niño pero se me quedó grabado lo que me explicó de que por allí habían tirado a los llamados nacionales los llamados rojos. Mejor olvidar, pero recordando, la leyenda negra ahí está, y ahí se queda. En efecto existe mucha historia, no escrita todavía sobre esos acantilados y del camino, senda, hasta el Faro que algún día fragmentaremos. 

 

 
Si no lo han hecho nunca yo les recomiendo que se acerquen a la mar, puede ser cualquier día, aquí, en Cantabria sin necesidad de que haya temporal, se aproximen a una playa o a un acantilado, siempre con seguridad, y escuchen como rompe, como ruge ese mar bravío al chocar contra la costa, las rocas y dependiendo de los acantilados y del lugar, su altura, ubicación, las olas rompiendo etc. el sonido escuchará que es diferente. Si acaso, que lo dudo, ese sonido y vista no lo han escuchado, escúchenlo por favor, porque no lo olvidarán y será siempre un grato recuerdo de por vida. 

 


 
Diferente es ver la mar en la lejanía, que, aunque no pierde su belleza, su grandeza, su encanto, su embrujo, es más impactante si se acercan, se sienta usted, fija sus ojos donde crees que acaba el horizonte, donde se pierde y acaba la mar y medita, reflexiona y piensa, seguro que siempre volverá al mismo lugar. 
 
Y es que muchos santanderinos, muchos Cántabros, se olvidan de reconocer que la primera belleza que tiene Cantabria es, entre muchas, su mar inagotable en su esplendor y color, variando de tonalidades según el día. Fíjense la foto que les muestro sus tres colores. Muchas veces apelamos a ir al Faro, rincón privilegiado y de peregrinaje para visitantes y autóctonos, si no visitas el Faro y te asomas a esas protecciones que nos ha puesto la autoridad para que no nos suicidemos, que, seguro que alguno se queda con las ganas con lo que está cayendo, es como si nunca hubieses estado en Santander. 

 


 
El Faro tiene historia y muchos recuerdos... cuando mi padre me llevó a ese Faro, era un niño pero se me quedó grabado lo que me explicó de que por allí habían tirado a los llamados nacionales los llamados rojos. Mejor olvidar, pero recordando, la leyenda negra ahí está, y ahí se queda. En efecto existe mucha historia no escrita en esos acantilados y del camino, senda, hasta el Faro que algún día fragmentaremos. 
 
Y si elige la otra senda costera , que afortunadamente todavía no han conseguido destrozarla desde  los  de los despachos de Madrid con la connivencia de los de aquí queriendo “peatonalizarlo” como se intentó en su momento, el paseo es monumental, único, y no te cansas de andarlo siempre que puedes porque cada vez que lo andes lo veras diferente y esa es su gran belleza, que nunca es idéntico, el viento, la luz, el estado de ánimo que también lo cambia, y que supone hacer andando por la Costa el recorrido desde Cueto hasta la Maruca. 
 
Muchos hemos hecho comparaciones entre el Mediterráneo pausado, aunque a veces no es tan tranquilo y también se puede despertar embravecido, y el Cantábrico, siempre bravío, pero tanto el Mediterráneo como el Cantábrico se asemejan en belleza, cada uno a su manera y ambos mares tienen el mismo común denominador, forjadores de sus gentes, de sus hábitos y costumbres sus gentes y su ius loci.
El Cantábrico es duro, desabrido, espontáneo, fuerte y con carácter como sus gentes, y los del Mediterráneo son más contemplativos, pausados, reflexivos como sus habitantes a pesar de algunos de ellos en los últimos tiempos han variado ese seny tan característico y definidor de los catalanes que esperemos recuperen.


 
 
 

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Comentarios(3):

admiradora - 15-02-2021

encantador , ¿habrá segunda parte?

paseante - 15-02-2021

La entrada al faro, sus aledaños vallas esta todo deteriorado a ver si el nuevo presidente de la Autoridad Portuaria lo asea

juliana - 05-02-2021

Muy bonito el articulo y l que cuenta