Más vacunaciones y menos manifestaciones. Por Carlos Magdalena

 
El otro día me encontré a un amigo, sabía que había tenido Covid, y también que había estado 10 días en la UCI. Cuando le vi me causó una fortísima impresión porque le habían quedado secuelas, prácticamente no podía hablar y me dio una pena inenarrable. Había sido un jato y se ha quedado en nada, peor, en el espíritu. O sí, se había quedado en algo, en humillado por la enfermedad que algunos la han estado celebrando con fiestas ilegales, y otros y otras, tienen la desfachatez de insinuar y pedir concentraciones y manís “con seguridad” como las del otro año que se celebraron y se contagiaron muchos de los asistentes. Tanto los unos como los otros,  me dan verdadero asco.
Revilla que es político y tiene que ser comedido dice lo mismo que yo, pero con menos énfasis porque tiene que guardar las apariencias, yo no tengo que guardar ninguna forma y por ello no ando con pamplinas. El presidente adopta la postura política y ante lo inevitable dice que tengan cuidado. 
 
Yo no sé si vivimos en una sociedad deshumanizada o en una sociedad frívola o en una sociedad caínista o en qué “miopía” nos movemos. Pero a veces mi entorno, las presuntas autoridades y representantes me parecen excesivamente blandos porque no se posicionan con rotundidad cuando la ocasión lo requiere, también a veces por su corrupción intelectual, y porque su principal objetivo es no molestar ya que están ahí con el único objeto de seguir. Aquí se trata de no molestar y cobrar sin ninguna responsabilidad. Y se ocultan y dicen a las espaldas: “yo no estoy de acuerdo, pero…” Y es que amigos con esto del día de la mujer dicen los cobardes que como te posiciones te llaman antifeminista y anti demócrata, y te quedas con el sambenito. 
Conforme nuestra humilde opinión por encima de las ideologías, los derechos y los pensamientos, están las personas, su seguridad y salud, y perdonen que haga esta reflexión con crudeza, pero después del año que llevamos y en la situación grave en que todavía nos encontramos no entiendo que no se prohíban las manifestaciones y aún menos las multitudinarias como la del 8M. Yo lo denunció públicamente y sin esconderme por las esquinas. 

¡No a las manís, no a las concentraciones!  por respeto a los muertos.