La Ricarda.... Por Pedro Arce

La primera vez que oí hablar de "La Ricarda", fue con ocasión de la investigación que realicé para publicar en 2017 el libro sobre "Salvador Hedilla, un piloto audaz", con motivo del centenario del fallecimiento del gran piloto cántabro y constructor aeronáutico. Y es que Salvador Hedilla tuvo un fatal accidente el 30 de octubre de 1917 sobre el campo de aviación de La Volatería (hoy el Prat de Llobregat), yendo a caer sobre el "estanque de La Ricarda", que era a la sazón propiedad del diputado a Cortes, Sr. Bertrand Serra.

Hoy "La Ricarda" está de actualidad política. El presidente Pedro Sánchez ha ofrecido a Cataluña una ampliación del actual aeropuerto de El Prat, con una inversión de 1.704 millones de euros y 85.000 empleos directos, que se unen al chorro de millones que está destinando de los Presupuestos Generales a Cataluña para engrasar los apoyos de los independentistas catalanes. Esta inversión colocaría a este aeropuerto como base de vuelos intercontinentales ("hub" de interconexión) y generaría bastantes decenas de miles de puestos de trabajo y una gran riqueza inducida.

Y ahí viene la sorpresa: los dirigentes catalanes, especialmente beligerantes los de la CUP y los Comunes de Colau, rechazan la inversión, quizás con la disculpa de que La Ricarda es un espacio protegido y con un gran valor ecológico en la desembocadura del Llobregat o por otras causas políticas inconfesables; y lo que es aún más grave es que la propia vicepresidenta del gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se va a Barcelona para boicotear la inversión, bien acompañada de Ada Colau, afirmando que es un proyecto "invasivo y depredador" y vanagloriándose de que ?Podemos ha trabajado en silencio para frustrar el acuerdo?, lo que ha obligado al presidente Sánchez a retirar urgente y sospechosamente la propuesta y, ahora también, los dirigentes catalanes están en contrade esta decisión. Esto es inconcebible, aunque todo lo que sucede en la Cataluña independentista no nos debiera escandalizar a estas alturas. Salvo que se tenga algún "conejillo" en la manga y en la futura mesa de negociación bilateral se retome el proyecto para dar ventaja competitiva a ERC, que todo es posible.

¡Es decir, siempre están en contra!

Y hasta las "patronales" catalanas han mostrado tímidamente su preocupación para no molestar a nadie, pues saben cómo se las gastan allí.

Cataluña y Barcelona ya tienen una larga experiencia en boicotear cualquier signo de progreso en los últimos tiempos, como aquella Agencia Europea del Medicamento (EMA), que acabó en tierras holandesas por la actitud política catalana. O ahuyentando empresas e inversiones, ante la inestabilidad política y la comunidad casi fallida en que han convertido la otrora pujante Cataluña del seny.

Aunque llevan siglos llorando, exigiendo y chantajeando ayudas del Estado al que después desprecian y maldicen, por aquello de "España nos roba", aunque ponen la mano y consiguen cuantiosas subvenciones del estado a costa de las demás comunidades, que solo reciben migajas, mientras callan y otorgan.