Granada el Reino de Boabdil -Muhmmad XII por Carlos Magdalena Menchaca

Si llegas de Aranjuez por carretera, a la entrada de Granada te encontrarás con un paseo de naranjos, fruta  ésta que está implantada en toda la ciudad dejando un olor y una  fragancia de unos árboles cargados y respetados, salvo por los "flashes" de las cámaras de los visitantes,  y en particular por los orientales que en gran número llenan la ciudad. Y si además llegas un domingo, el último de septiembre, te encuentras  con la celebración de la patrona, la Virgen de las Angustias, podrás ver a miles de granadinos portando cirios con luz en procesión y otros apoyando a éstos desde las aceras cual quinta columna.

Granada es un símbolo de la unidad de España como nación ya que con la conquista por los Reyes llamados Católicos, Fernando e Isabel, supuso el cierre de la península como Estado nación. La dinastía nazarí, cuyo último sultán fue Boabdil, y los árabes en general, habrían  estado en España casi 700 años, luego el Estado español tiene apenas 500 años de existencia jurídica pero una fuerte y exitosa historia. Se puede comprobar, a pesar de los de siempre, que juntos hemos llegado muy lejos en unos pocos centenares de años.

Fueron los Reyes Católicos los que cerraron la Península como nación España, y la Constitución de 1976 abrió el territorio otra vez a los reinos de España, pero esta vez, como CCAA y la desunión generalizada por mucha democracia que tengamos todas juntas.

Granada  es una ciudad moderna de edificios muy simbólicos, sin entrar  a analizar la herencia musulmana que apenas quedó porque la “apisonadora” cristiana por una parte y, por otra los franceses en la guerra de sucesión, eliminaron restos históricos del legado musulmán que en Granada y en todas las tierras de España sigue perdurando a pesar de que en aquellos lejanos estudios de nuestro bachillerato nos presentaron a los árabes como unos fantasmas a pesar de que estuvieron en España siglos demostrando su sabiduría reflejada en las construcciones, etc... No se puede hacer dejación de la cultura musulmana porque como sabemos impregna nuestro territorio, apellidos, construcciones...historia en definitiva.

Granada representa el desencuentro de dos culturas y dos religiones monoteistas que se enfrentaron, y los ganadores como siempre ocurre destruyeron a los vencidos. Como sabemos, Boabdil tuvo que “emigrar”, fue “desahuciado” de sus Palacios, de su casa, y los que se quedaron, los moriscos, fueron el entretenimiento- ensañamiento de la inquisición conocida por la Santa. 

Estando en Granada recuerdo mi Santander, mi Cantabria, siempre con nostalgia aunque sean unos días y no puedo evitar hacer comparativas en algunas cosas. Granada  ha progresado con un Universidad fuertemente implantada desde la época musulmana que produce retorno y no como la UC que no lo produce y representa un déficit para las arcas de Cantabria.

En efecto, los estudiantes que formamos y titulamos  tienen que emigrar a la mega urbe de Madrid o CCAA colindantes porque Santander y Cantabria no produce empleo para ellos. Y esto se ve claramente en la población que vamos perdiendo progresivamente.

Vayamos a los números, Santander tenía en el año 1994, 194.000 habitantes y en la actualidad tenemos 172.000; sin embargo Granada en 1994 tenía 271.180 habitantes y en la actualidad tiene cerca de 300.000. ¿Pero cuál es el secreto del crecimiento de Granada? el legado musulmán, los restos, las ruinas que gracias a ella se ha creado una sociedad estable que explota la herencia recibida del imperio musulmán con un turismo fijo durante todo el año.

Realmente la Alhambra, el Generalife con sus palacios, sus jardines..., todo ello individual y en colectivo es una maravilla que invita a todo el mundo a visitar con un transporte-ciudad muy bien ideado, con una oferta gastronómica y hotelera impresionante y con un comercio que llenan las horas del visitante de lunes a domingo.

En Santander, en Cantabria no tenemos una herencia de ese porte pero tenemos una herencia patrimonial que hemos recibido y que por desgracia todavía a día de hoy no somos conscientes de lo que tenemos y de cómo explotarlo. Una Bahía que hemos ido destruyendo poco a poco pero que todavía se puede salvar. Cuatro lanchas que dan servicio hasta las 20 horas y que comunican las zonas del otro lado de la bahía impidiendo crecer por carecer de una comunicación buena. Son lanchas turísticas y no de comunicación para potenciar las localidades al otro lado. Y lo fundamental, unos montes, unos valles verdes, ya con pocas vacas -pintas-  pero aún así con una riqueza que es el verdadero  patrimonio nuestro, nuestra fauna salvaje con  osos, zorros, lobos, etc... animales que debemos proteger de la forma que sea. Algunos "urbanitas" pretenden que sean eliminados para poder ir por los montes tranquilos con sus mochilas o utilizando el subterfugio de eliminar el lobo para proteger cuatro vacas o rebaños que quedan de lo que fue la pequeña Suiza de Cantabria.

La riqueza turística de Cantabria la pueden dar las visitas ecológicas turísticas de la naturaleza pero me temo que como se dejen gritar e imponerse a cuatro "talibanes" enseñaremos la naturaleza y la fauna salvaje por fotos. Hay que rebelarse a esa derrota y exigir que nuestras especies autóctonas tengan su espacio y verlos y acercarte, incluso a una berrea impresionante que se puede potenciar, pero todo con medidas, con método, de forma racional para no hundir esa riqueza natural que tiene Cantabria.

Todavía se puede, explotemos nuestra riqueza con un turismo fomentado de forma inteligente que proteja lo nuestro pero que nos aporte riqueza de esos visitantes que lleguen a visitarnos.