El ataque de Milei a la esposa del presidente Sánchez es inexcusable. Carlos Magdalena

Ni tan siquiera puede prevaler el latiguillo de muchos políticos que cuando cometen errores, o dicen tonterías, las más de las veces, lo justifican con que lo han hecho a título personal. No, y mil veces no, lo personal y lo político cuando estás ennfundado en una representación político-ciudadana es lo mismo.
El presidente argentino ha llegado a España de visita no oficial, pero eso no es un escudo para insultar a la mujer del presidente de España,"aunque le pueda amparar la exceptio veritatis", independientemente de que a muchos les haya gustado o hecho gracia, a otros no tanto aún cuando no seas adepto al sanchismo. Las formas no se pueden perder nunca.

Milei ha llegado a España, ha sido recibido por un partido político y ha atacado al presidente de España a través de la esposa de éste  llamándola corrupta aunque de momento sólo está enjuiciada, y nada más. Algunos piensan que Sánchez y los suyos reciben la misma medicina que practican cuando acusan a personas de otros partidos al socialista. Dicen que de esos lodos estos polvos, pero hay líneas rojas que no se deben de sobrepasar y en este caso el presidente argentino las ha pasado todas.

El ínclito, ministro Oscar Puente, famoso con pasarse de la raya, más o menos ha llamado drogadicto al presidente argentino y los ministros españoles, de Sánchez, no han parado de atacarle desde que fue elegido por los argentinos. Así no, ni para unos ni para otros vale esa manera de actuar.

Pero no nos desviemos de la atención. Milei se ha pasado muchos pueblos, se le ha calentado la boca llamando corrupta a Begoña Gómez, pero tampoco esa falta de respeto, educación y falta de diplomacia es suficiente para iniciar una caza de brujas ni base, diría yo, para amenazar con romper las relaciones entre España y Argentina, sería algo muy serio.

Los pueblos español y argentino están por encima de Milei y de Sánchez, no nos confundamos porque muchas veces los gobernantes no están a la altura de su cargo y cometen torpezas muy graves que terminan perjudicando a los propios países. Esto es inadmisible, la diplomacia tiene que establecerse siempre y sin respeto entre los dirigentes los que acaban siendo perjudicados son los ciudadanos de esos países. Hay que pasar página y cuanto antes mejor pero no tenemos un ministro de Asuntos Exteriores capaz sino un sumiso a quien le ha nombrado, a su amo y señor. Veremos si se reconduce la mala acción de estos dos presidentes, dejan de insultarse y tirarse pullas y reconducen las relaciones diplomáticas que deben existir siempre aunque los presidentes sean de ideologías opuestas. Veremos?