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Opinión 29-05-2021 07:00

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Consumiendo emergencia climática, por Alfonso Campuzano

La Naturaleza es más clarividente e incontrolable de lo que el ser humano piensa. Sus desconocidas y defensivas leyes administran su propio estilo climático sin necesidad de utilizar muletas, como algunos piensan, pues se adelanta a cualquier pensamiento negativo.

 Y contra ella nada se puede hacer, porque se rebela haciendo pagar los gastos. Nadie puede negar que el clima terráqueo –desde el amanecer del tiempo– al no ser uniforme, sino variable, es consecuencia de su ciclo natural –está en bucle–, quizá por desajuste atmosférico en el que no interviene la mano del hombre, como se intenta justificar, así como de todo lo catastrófico que acaece en la Naturaleza, sino que es propio de la idiosincrasia consustancial del planeta azul, es decir, no se trata de un desastre como se anuncia por doquier, sino otra etapa evolutiva más.

 

Conviene recordar la matraca de profetoides acomplejados, radicales, sectarios que, durante los años ochenta del siglo pasado, comenzaron a amenazar con que nuestra nave planetaria no resistiría el aumento de temperatura de 3ºC a principios del siglo XXI cuando en realidad ha sido, como mucho, de 0,5ºC. Así que, al descubrir un negocio a la vista, quizá fraudulento, continuaron con su juego adivinatorio, y se obligaron a ampliar a dos o tres décadas más con las mismas previsiones a las que estamos esperando.

 

La meteorología, apoyándose en el empleo de modelos climáticos, se muestra insegura al analizarlos; pese a ello airea eventualidades, sin que haya vivido el futuro incierto que dé tal prioridad. Al final, se trata de especulaciones alarmistas, que sirven como carnaza.

 

Aunque algunos gurús vean signos y símbolos en el cielo, o en su pizarra 2 particular, no significa que deban ciertos, aun así son capaces de hablar sin tapujos de emergencia climática, incluso de apocalipsis, cuyo calificativo parece desmesurado, porque la bola de cristal suele fallar en las predicciones, tal y como fallan diariamente los meteorólogos de cabecera.

 

Si es difícil predecir el tiempo durante una semana ¿cómo pretende la meteorología actual ser pitonisa climática para dentro de 20-30 años cuando ya se ha visto que ha fallado?, lo que da por descontado una aglomeración de conjeturas en forma de adivinanzas, convertidas en errores, y aparentemente creíbles.

La propaganda contraria es una cortina de humo para asustar y manipular mediáticamente, al no estar demostrado científicamente que existe nexo entre aumento de temperatura y aumento de CO2, que es indispensable para la vida del planeta, porque causas más veraces no tienen interés, porque no hay medios suficientemente inventados para atajarlos ni aprovecharse de iniciativas.

Se ha deducido por expertos que no es la primera vez ni quizá sea la última que el clima terrestre se enfrenta a un calentamiento mal llamado global –cada territorio sólo puede ser analizado en su propio contexto, y nunca fuera de él–, parecido al actual, y con un nivel de las aguas oceánicas mucho más elevado.

Aunque no hay unanimidad, y sí polémica interesada, se acerca una mini edad de enfriamiento global discontinuo, muy parecida a la que ya sobrevino entre los siglos XIV y XIX, lo cual no sería nada extraño, porque después de un calentamiento sucede lo contrario, y así infinitamente.

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Comentarios(2):

torrelavega - 30-05-2021

Detras de todo esto no nos olvidemos que hay un gran negocio. El ecologismo como nueva gran religion ,necesita como soporte el cambio climatico. ¡¡¡¡ y claro que hay cambio climatico, como ha existido durante millones de años, pero no con el sentido negativo que le quieren dar..

Tony - 01-06-2021

Muy de acuerdo. Pero sí existe un nexo entre el calentamiento global (vale, admitámoslo, aunque muy inferior a las cifras que se manejan para asustar y domesticar a la opinión pública) y el contenido del CO2 atmosférico. La temperatura de los océanos está subiendo y esto libera indefectiblemente CO2 y otros gases a la atmósfera, lueg0, como demuestran gráficas científicas (no las manipuladas desde Al Gore y convertidas en tablas de la Ley por sus acólitos), es la temperatura lo que empuja al CO2 y no al revés. Que se haya logrado convertir al CO2 en gas tóxico y mayor villano anti-planeta es delirante, pero demuestra cómo es fácil/posible desde un reducido centro de poder conducir el mundo al servicio de intereses ocultos. Hablando del CO2, un aspecto que el mantra calentólogo omite (entre muchos otros, el análisis hay que banalizarlo a consignas) es el aspecto positivo de un mayor contenido de CO2 en el desarrollo vegetal, y la productividad agraria y forestal que ello conlleva. Y que nuestra generación está constatando, en nuestros mismos campos, en el reverdecimiento del Sahel... El mercado del CO2, la nueva "commodity", que es una estafa financiera al ciudadano medio (pagador) ya se está viendo muy de cerca como influye en los precios de la electricidad. Y especialmente en España, donde las nucleares e hidroeléctricas ¡también! lo repercuten en el precio al consumidor gracias al extraordinario invento del mercado mayorista ibérico (el "pool"). Y los problemas reales del planeta, como basuras, residuos tóxicos, pérdida de biodiversidad... quedan en un segundo plano.