Noticias de Cantabria
Opinión 17-09-2020 10:00

Ante una sanidad azogada, por el Dr. Alfonso Campuzano

Asombra que los ciudadanos europeos –incluidos los españoles– tengan que soportar crematísticamente dicha carrera inmunológica con horizonte desconocido por encontrar una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2

    Viene a cuento que, las prisas no son buenas consejeras, según un refrán español, tras haber leído que, tanto España como Europa, han decidido responsabilizarse  de las posibles odiadas secuelas imprevistas y generadas en la aplicación de una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, después de la distribución mercantil –pagando, eso sí, por ahora, virtuales compensaciones económicas–, aunque se desconocen los términos de las cláusulas y contrapartidas.

    Tales prisas se han convertido en una especie de azogue que ha atacado al Ministerio de Sanidad –representado por el filósofo Salvador Illa– con la firma de un acuerdo que puede costar carísimo cuando se trata de esquilmar los bolsillos ajenos, además de facilitar a la población una serie intolerable de sufrimientos, sobre todo inseguridad, que pueden finalizar en una tragedia peor que la que se está padeciendo a nivel mundial.

   Asombra que los ciudadanos europeos –incluidos los españoles– tengan que soportar crematísticamente dicha carrera inmunológica con horizonte desconocido por encontrar una vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2, cuando lo habitual, por mucha tecnología avanzada que exista, es que sumen varias décadas dedicadas a la investigación.

     Voluntarios adultos sanos para experimentar durante la 3ª fase clínica –en busca de la dosis y eficacia adecuadas, así como la valoración de la efectividad, con un término medio de unos seis años–, por supuesto, no a cientos, sino a miles, que serán cobayas humanos ansiosos después de haber asimilado el terror televisivo impuesto por decreto durante el estado de alarma/excepción, saltándose la fase experimental con seres inferiores, que difícilmente podrá beneficiar a la especie humana.

    Sin embargo, la omisión, durante casi dos años, en la búsqueda del antígeno capaz de generar un duplicado inmunológico, además de la supresión, durante casi tres años, de la 2ª fase preclínica cultivando el antígeno en células, con tal de adelantar los tiempos marcados por el protocolo de fases, es una temeridad. Sin olvidar que una vez comercializada la virtual vacuna debe continuar el seguimiento, que será exhaustivo.

    Las expectativas, en este caso  –pese a las ingentes cantidades de dinero invertido en múltiples investigaciones en curso, casi dos centenares–, tienen un recorrido corto cuando se piensa en el machaqueo de las noticias, durante los años ochenta, relativas al VIH/SIDA, anunciando la inminencia de la puesta a punto de su vacuna, que aún hoy día no se ha conseguido ni se la espera, por no hablar del Ébola.

    Lo peor de todo es que, cualquier proposición que quite parte de la ansiedad proporcionada casi gratuitamente por los medios de comunicación, se acepta como buena, cuando lo que probablemente origine es una hiperansiedad, ya que el futuro tarda en avanzar cuando más se desea.

    Por otra parte, no hay garantía absoluta de que una o varias vacunas funcionen, dadas las prisas, por mucha tecnología avanzada que exista en el mercado, ya que la idea política generalizada es que se salten varios protocolos de la cuatro fases para ganar tiempo en detrimento posiblemente de la efectividad, lo que induce a pensar en directrices propias de una ineptocracia política.

   Todo el procedimiento con sus respectivas fases de investigación deberían ser estricta y escrupulosamente vigiladas bajo el rigor de la lupa o, mejor dicho, del microscopio, pues la especie humana peligra cuando se complica la seguridad en beneficio del desmantelamiento de la barrera inmunológica natural.

    La cautela no prima entre políticos porque la responsabilidad siempre es de otros, de manera que deberían no ser tan optimistas, sino muy prudentes ante posibles e irremediables rechazos contraproducentes y peligrosos, algo de lo que carecen.

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Comentarios(4):

@AIf0ns0 - 19-09-2020

Respuesta a Ciudadano: En la industria farmacéutica, la investigación nace como consecuencia de la existencia de todas y cada una de las patologías médico-quirúrgicas, de manera que, dada su multiplicidad, tienen que ser ordenadas según las letras del alfabeto, y por orden. Cuanto más se investiga más posibilidades hay de mejorar la evolución hacia el bienestar. Sin una enfermedad infecciosa nueva –en la que se pueda apoyar una línea de investigación–, es difícil encontrar algo desconocido. Toda investigación avanza entre incertidumbres con la máxima de error, acierto, hasta dar con lo buscado. Es difícil predecir cuándo se podrá exclamar: ‘Eureka’ , sobre todo cuando la propaganda política sin justificar se salta los pasos éticos debidos.

@AIf0ns0 - 19-09-2020

El sistema sanitario español constitucional, infraestructuramente hablando, se lo debe todo a los tiempos preconstitucionales –mal que les pese a algunos–, desarrollado a partir de los años sesenta del siglo pasado, gracias a los médicos españoles, especializados allende las fronteras, sobre todo en los EEUU, quienes tuvieron la valentía de traer el copyright de los MIR, con la diferencia que en España los médicos no residen en los hospitales y el título no se lo entrega el Colegio de la especialidad correspondiente. A los políticos de la Transición se les abrieron los ojos al descubrir el tesoro que se podía manejar bajo sus órdenes con un sólo director gerente, y sin consejo de administración como en cualquier hospital del mundo. Y es que la Política hace mal maridaje con la Sanidad, y si puede, antes de hundirla, la desguaza.

Ciudadano - 17-09-2020

SEGURO SEGURO QUE QUIEN FABRICÓ EL VIRUS TIENE LA VACUNA DESDE EL DIA 1 ( mi modesta opinion) vd que opina ? Dr campuzano ?

Mikel - 17-09-2020

Esta pandemia está poniendo de manifiesto que aunque creiamos tener un buen sistema sanitario,no estaba suficientemente preparado para soportar epidemias tan duras como esta,ni hay suficentes hospitales ni tampoco profesionales y donde más se han visto las carencias es en los hospitales y en la atención primaria.No sería mejor para que todo esté mejor coordinado y controlado que en cada población grande,me refiero a las ciudades se ponga un hospital de referencia para tratar solo casos de coronavirus y se haga lo mismo con los centros de salud donde todos los casos sospechossos de coronavirus se deriven a determinados centros de salud y solo a esos para que los demás sigan funcionando de forma normal,también podría ser una solución que determinados médicos de los hospitales traten los casos de coronavirus y en los cenros de salud que unos médicos atiendan las llamadas teléfonicas y la asistencia por ordenador y otros acudan a los domicilios cuando los pacientes así lo requieran ,de esta forma los profesionales no estarían tan sobrecargados y los pacientes podrían ser mejor atendidos.