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Opinión 29-12-2019 15:08

Acomplejada opacidad del presidente, por Jesús Salamanca Alonso

El que será “dúo bichavista bolivariano” muestra un desprecio evidente por el derecho a recibir información que tiene la ciudadanía.

 

Hay silencios que hablan y silencios que explican situaciones. Esa es la situación actual de nuestro presidente en funciones; calla ante el mayor robo de Europa (ERE); se esconde de las presiones de ERC; escapa de vacaciones ante la ofensa a los jubilados; desprecia a la ciudadanía; malmete contra “el último Borbón”, como dice Puigdemont; rechaza todo tipo de fiscalización y da cerrojazo a la información que precisa el contribuyente. Esta mala costumbre de los gobernantes empieza a ser peligrosa por lo que supone de falsedad, mentira, desidia y holgazanería.

No dudó en achacar a Mariano Rajoy su manía por el plasma y su escasa información a los medios, pero esputó tan en vertical que se ha puesto perdido. No faltan quienes empiezan a tacharlo de cobarde, hipócrita, acomplejado y otras adjetivaciones peores. Tal falsedad se extiende al líder de “Hundidas Podemos”: agazapado, temeroso e irresponsable se oculta para no “meter la pata” y perder la vicepresidencia que le fue comprometida –que no prometida—en el prepacto que Sánchez ‘Plagio’ se apresuró a firmar con la extrema izquierda comunista y bolivariana: no obstante, hay que decir que ya se encarga su media naranja de hacer el ridículo en “twitter” y con el abuso hacia los trabajadores como si fueran perritos a su servicio o súbditos de su séquito. Al menos la media naranja de Sánchez solo hace el ridículo en las “manis” feministas, reuniones populistas, visitas como falsa “primera dama” y en Buckingham. Sí, sí, ahí es nada, y la reina Isabel desternillándose de una impresentable desconocida que llega como “primera dama” de España. Ahora sí que estoy convencido de que “lo trágico surge a partir de la acumulación de lo insignificante”

El que será “dúo bichavista bolivariano” muestra un desprecio evidente por el derecho a recibir información que tiene la ciudadanía. No pensaban así cuando formaban parte de la oposición a Rajoy: el bolivariano, Iglesias, se atrevió a decir que si él llegaba a gobernar no habría oscurantismos ni reuniones secretas en restaurantes y reservados a tal fin. Pero miren ustedes por dónde, también éste esputó en vertical y le ha caído en toda su ridícula jeta que muestra y demuestra a diario.

Tanto Pedro ‘Plagio’ Sánchez como Pablo ‘Chavito’ Iglesias han vuelto a esconderse tras los sucesos en Bolivia, donde cuatro GEOS con documentación falsa han entrado cual terroristas en la embajada mejicana en La Paz. Sigue el silencio cómplice –el objetivo era liberar a altos cargos de Evo Morales para que no hablen del dinero traspasado a Podemos con dudosa procedencia y de otro tipo de indignas tratas—mientras la UE y la oposición española reclaman a gritos fundados las correspondientes explicaciones y la urgente dimisión de los desgastados ministros veleta, Marlaska y Margarita Robles, sobrados chapuceros e indignos representantes de esta España desconocida.

El colmo del oscurantismo llega cuando no permite preguntas en las poquísimas comparecencias que hace y en las miradas retadoras a los periodistas para que no le hagan preguntas comprometidas o en salir corriendo. Ese abuso, además de hacerlo con los trabajadores de los medios, también lo hace con el erario público: tanto con el avión “particular” como en el hecho de ser la pareja “que más dinero público ha gastado desde que está en Moncloa. Y eso lo dice el INE, no quien esto escribe. “¡Manda huevos!”, en palabras de Federico Trillo.

Sánchez ha mentido tanto, ha abusado tanto del contribuyente, ha incumplido tantas promesas y propuesto tantas barbaridades que ya ni los suyos creen en él. ¿La última? Pues miren ustedes: ha incumplido la promesa electoral de subir las pensiones en el mes de diciembre; no solo no lo ha hecho sino que está chantajeando a los pensionistas y a los trabajadores. No habrá subida de pensiones ni del SMI si no es nombrado presidente. Pero no acaba aquí su cara de cemento armado: afirma que él no habló nunca de subir las pensiones sino que era una reflexión de campaña electoral y una hipótesis de trabajo. Menos mal que hay grabaciones que vuelven a dejarlo como el tonto de la clase y el mentiroso del cuento.

No acabaríamos si siguiésemos con hechos, falsedades, mentiras e incumplimientos. Tendríamos que empezar por la negociación rabera con ERC, seguir por las presiones del CNI para que no pacte con “Hundidas Podemos” y acabar en las presuntas cloacas creadas en la Abogacía del Estado para que Oriol Junqueras pueda verse liberado y, de rebote, otros golpistas del “imperio catalán”. No sé si esto se parece a aquel suceso de la cal viva en las cloacas del Estado, pero a mí me lo parece.

Todo se resume en la perfecta apreciación y reflexión de un periodista: “No saben (los españoles) qué está negociando el partido del Gobierno con el partido responsable de un golpe de Estado cuyo líder cumple condena por sedición. Y cuando uno oculta sus negociaciones, es porque en ellas se abordan temas inconfesables ante la opinión pública”. Al tiempo.

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