Y después del indulto, la amnistía. Carlos Magdalena
Nadie pone en duda que si el señor Sánchez quiere renovar de presidente a los independentistas, con Puigdemont a la cabeza, de una u otra manera se les tiene que conceder la autodeterninación, es decir la independencia y la amnistía.
A Sánchez por nada no le van a hacer presidente, tiene que haber contraprestaciones, y eso lo tenemos claro. Aquí juega el viejo principio romano de -do ut des- ( doy para que des). En efecto, el presidente en funciones, señor Sánchez, sabe muy bien que de una u otra manera tiene que retorcer la Constitución y el Ordenamiento Jurídico con el Tribunal Constitucional avalándolo para meter la ley de amnistía con otro nombre pero con el mismo fondo. Y la autodeterminación, que es la independencia, cediendo transferencias del Estado pero esto último es más fácil porque lo viene haciendo desde que es presidente.
España va perdiendo soberanía en Cataluña y perderá más, vigilancia de aeropuertos, vigilancia de fronteras y vigilancia marítima.El ejercito español no puede entrar en Cataluña ni en el Pais Vasco para apagar un fuego. Aquellas cuestiones que sean propias de un Estado son las que les tiene que ceder a estos independentistas para que él pueda seguir en la Moncloa, y lo hará. La ruta está muy planificada y las cesiones también porque salvo que sus propios militantes y barones socialistas, que no lo harán, den un golpe en la mesa la desmembración del Estado español es cosa hecha.
Y no es necesario anunciar nada porque ya hace años se está en ese trabajo, en esta derrota, incluso pactando con Bildu que encarece aún más la apuesta. El señor Sánchez no defiende el Estado como otros estadistas, sino que defiende el poder y su mantenimiento. En esas estamos.
El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente.(Lord Acton)
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