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Salud. 07-01-2021 07:30

Un estudio asocia el desarrollo de infecciones secundarias de la circulación sanguínea con pronóstico de Covid-19 grave

Un estudio de la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey (Estados Unidos), apunta a que las personas con COVID-19 grave y una infección secundaria en la sangre estaban significativamente más enfermas, tenían ingresos más largos y peor pronóstico de la enfermedad, según un estudio de Rutgers.

   El estudio, publicado en la revista \'Clinical Infectious Diseases\', es el primero en evaluar en su conjunto la microbiología, los factores de riesgo y el pronóstico en pacientes hospitalizados con COVID-19 grave e infecciones secundarias en la circulación sanguínea.

   En concreto, los investigadores examinaron a 375 pacientes diagnosticados con COVID-19 grave entre marzo y mayo de 2020. De ese grupo, tomaron muestras de 128 casos que tenían infecciones secundarias del torrente sanguíneo, de las que un 92 por ciento eran infecciones bacterianas.

   "Estos pacientes tenían más probabilidades de tener un estado mental alterado, menor porcentaje de saturación de oxígeno, shock séptico, así como de ser admitidos en la unidad de cuidados intensivos (UCI), en comparación con aquellos que no tenían infecciones de la sangre", ha detallado la autora del estudio, Pinki Bhatt, profesora asistente en el departamento de Alergia, Inmunología y Enfermedades Infecciosas de la Facultad de medicina Robert Wood Johnson de Rutgers.

   Así, los investigadores también encontraron que los pacientes que necesitaban tipos más avanzados de oxígeno suplementario, al ser ingresados en el hospital, eran más propensos a desarrollar infecciones secundarias de la circulación de la sangre. Además, según se recoge en el estudio, la tasa de mortalidad intrahospitalaria de estos pacientes fue superior al 50 por ciento, aunque realmente estas muertes estaban relacionadas con la afección, pero no causadas por ella.

   Según el estudio, las infecciones en los pacientes de COVID-19 pueden haber contribuido a la gravedad de la enfermedad o pueden reflejar otras complicaciones fisiológicas e inmunológicas subyacentes de COVID-19.

   El estudio refleja que la causa más común de las infecciones secundarias del torrente sanguíneo era desconocida o no determinada, seguida de la infección asociada a la vena cava como el origen más común.

   El documento determina que el 80 por ciento de todos los pacientes del estudio recibieron antimicrobianos en algún momento durante la hospitalización, incluidos los que no tenían infecciones en la sangre. "Esto probablemente refleja la inclinación de los médicos a administrar antimicrobianos, dada la limitada información sobre el curso natural de esta nueva enfermedad", ha expresado Bhatt, añadiendo que se necesitan más estudios para comprender mejor cuándo sospechar y tratar empíricamente las infecciones secundarias de la sangre en los casos graves de COVID-19.

   "La administración de antimicrobianos sigue siendo crucial durante esta época sin precedentes", ha expresado la coautora Navaneeth Narayanan, profesora clínica asociada de la Escuela de Farmacia Ernest Mario de Rutgers. Sin embargo, dada la escala de la pandemia, "el uso indiscriminado de antimicrobianos conducirá inevitablemente a complicaciones generalizadas como reacciones adversas a los medicamentos, resistencia antimicrobiana e infecciones por Clostridium difficile".

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