Si Dios no lo remedia va a haber un gobierno al estilo Torre de Babel   

Sánchez no ha convencido a nadie, ni a los suyos que andan despistados e incluso alguno cabreado a excepción de los de la poltrona que le defienden, aunque sí ha convencido Bildu y al independentismo, mientras el de la coleta se ríe, parece un diablillo seguro de haber conseguido sus objetivos, la destrucción del Estado.

Ha conseguido su objetivo, ha puesto patas arriba el Estado de España y ha empezado a formar parte de su denostada “casta” 
Casado ha estado brillante, no lo esperaba, y ha advertido que apoyará al presidente de Cantabria si finalmente el Partido Socialista de Cantabria le da la espalda. Esperemos que el Partido Popular de Cantabria sea magnánimo y no empiece el apoyo pidiendo consejerías porque sería un error por su parte. Nosotros siempre hemos dicho que Cantabria necesita cinco diputados en fila y en orden de batalla reclamando a Madrid y no uno solo como tenemos en la actualidad. Cantabria necesita la unión de los cántabros, lo hemos dicho también, y tal y como está configurado el Estado territorial Cantabria necesita un partido hegemónico de Cantabria.

Todos nos hemos dado cuenta de que hablan de la desvertebración del Estado español, y es cierto los tiros van por ahí, cuando apoyan al señor Sánchez independentistas vascos, catalanes y antisistema.

Por lo pronto los catalanes ya quitaron durante 17 minutos la bandera de España de la Generalitat para después volver a izarla, estaban visionando el futuro.

Mala deriva ha adquirido este país cuando se habla de destruir el Estado y no se habla de lo más importante que quieren los españoles como es una economía del  bienestar.

El paro sigue creciendo, la economía y los mercados internacionales revueltos así como los gestos de tambores de guerra en el Golfo Pérsico se acentúa. Lo dicho, en el Congreso se habla solo de destruir el Estado de España y no se habla de lo que le interesa a los ciudadanos, la economía, la economía malditos.

Sánchez no se ha convencido ni a sí mismo, Sánchez se ha comportado en su discurso, algo chabacano de escaso rigor, amigos de la boina con eso de “dime de que presumes y te diré de que careces” Sánchez no es mi Sánchez sólo quiere su Moncloa y su Mistere, eso sí con una despensa ampliada y buen vino para sus viajes.