Noticias de Cantabria
21-04-2008 09:09

Un Papa al rescate de Estados Unidos

Nunca como hasta ahora la visita de un Papa a Estados Unidos había llegado en un momento tan apropiado y tan necesario. Benedicto XVI llena estos días los rincones y los televisores de millones de hogares norteamericanos, católicos y no católicos.

Su mensaje de fe y esperanza es la mejor receta que puede recibir hoy un Occidente enfermo y, en particular, un pueblo como el estadounidense. Porque Estados Unidos necesita imperiosamente recuperar aquellos principios y valores religiosos judeocristianos que fueron el fundamento de su establecimiento como nación hace ahora más de dos siglos.

El mensaje cristiano de esperanza de Benedicto XVI contrasta estos días con el pagano rito post-secular de la falaz "audacia de la esperanza" de figurones políticos como Barack Obama. Vamos ya sabiendo, al hilo de sus hechos y declaraciones, que Obama es un mero producto de marketing, elevado a la condición de mesías salvador en los torcidos catecismos de la progresía secular. Ni siquiera candidatos piltrafa como McGovern, Mondale o Kerry alcanzaron el radicalismo de Obama. Los norteamericanos llevamos varios años escuchando la negatividad y el pesimismo escupido por las catervas mediáticas ateas y anticonservadoras. Obama, como la otra aspirante Demócrata -Hillary Clinton-, insisten en que no hay oportunidades para el individuo sin la intervención del Gran Gobierno salvador. Al otro lado en el espectro político, el Partido Republicano y su actual candidato -John McCain-, miran desafortunada y cobardemente de reojo a los valores religiosos que hicieron grande a Estados Unidos y que provenían del movimiento conservador.

En este ambiente de mediocridad política general, aterriza en Estados Unidos un gran Papa -Benedicto XVI- para brindar a la nación más poderosa de la tierra ese necesario mensaje religioso de auténtica esperanza. Ratzinger no viene a hacer turismo: llega para hablar claro -como siempre hace- y para poner cordura sobre unos principios y valores que enarbolan los fundamentos religiosos de toda verdadera democracia. En esta época de trastorno y confusión relativista, Ratzinger recordará a los norteamericanos la necesidad de no olvidar sus raíces religiosas como único camino para defender la libertad y evitar el creciente vacío espiritual. En medio de la sucia batalla política electoral, el mensaje del Papa llega para limpiar el horizonte y para animar a muchos.

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