Noticias de Cantabria
14-04-2008 09:09

McCain necesita atraer el voto hispánico

No decimos nada nuevo al afirmar que los votos de los hispanos serán decisivos el próximo noviembre para elegir al próximo presidente de los Estados Unidos. Lo que no se suele explicar es el modo en que los Demócratas están ganando esta batalla del voto hispano frente a los Republicanos.

No la ganan en las ideas sino en una estrategia de propaganda que los Republicanos pueden contrarrestar si se ponen de verdad a ello. John McCain debe saber que tiene ahora mismo bien enfocado su posible triunfo en noviembre, sobre todo ante las peleas internas en el lado Demócrata y ante la cada vez más visible mediocridad de Obama y la Clinton.

Pero para alcanzar su triunfo, McCain debe revisar seriamente cómo atraer de veras el importante voto hispano. La fórmula para hacerse con un porcentaje alto de ese voto radica en emplear una herramienta simple: la comunicación por parte de su campaña tanto en inglés como en español.

Los votantes hispanos están concentrados en varios estados que resultan cruciales para estas próximas presidenciales: Florida, Nuevo México, Arizona, Nevada, Oregon, entre otros. Lo que hagan los votantes hispanos en esos estados definirá en gran medida estas elecciones. El poder transformador de los hispanos es real y la aparente incapacidad de los Republicanos para atraer el voto hispano no se debe a que éstos no compartan sus ideas, sino a la falta de estrategias.

Obama y la Clinton están sabiendo atraer el voto hispano. La primera con su maquinaria hispana ya dispuesta desde hace años y el segundo reincidiendo en el discurso de la victimización, trasplantada desde el caso negro al hispano y utilizando el "Sí, se puede" por vía del "Yes, we can" (capaz de encandilar hasta al Gobernador Richardson). Obama y la Clinton, además, cuentan en sus páginas oficiales de campaña con espacios en español.

McCain, en cambio, no tiene espacio alguno para el español, como si  no existiera. Ya sabemos que el inglés es la lengua que todos los norteamericanos –vengan de donde vengan- tienen que aprender por su propio bien y por su futuro, pero sería inteligente dirigirse en español a esa comunidad hispana que, en el fondo y como dijo ya Ronald Reagan acertadamente- comparte los valores republicanos y conservadores. La clave está en mostrarles esos valores, no importa tanto en qué lengua se haga.

El pasado 6 de junio de 2007 hubo una votación en el Senado para declarar el inglés como lengua nacional del Gobierno de los Estados Unidos. McCain votó a favor y acertó. Obama y la Clinton, en cambio, votaron en contra y erraron, pero su error se lo presentaron a los hispanos como una lucha por la raza hispana.

La realidad es que una cosa es que el inglés sea la lengua oficial –como debe ser- y otra que se le dé la espalda al español en Estados Unidos con toda la historia que hay detrás, desde la Nueva España hasta hoy pasando por el Tratado Guadalupe-Hidalgo.

Por eso se equivocan igualmente tanto quienes a estas alturas no quieren oficializar el inglés como quienes se empeñan en desterrar al español de la vida pública norteamericana. Y es ahí, en ese juego falseado, donde los Demócratas ganan siempre la partida del voto hispano, al jugar a la propaganda de falsos gestos y la dependencia del Gran Gobierno.

Se ven, además, beneficiados  por unos medios de comunicación en español cada vez más sectarios y que están claramente organizados contra los Republicanos y siempre a favor del triunfo Demócrata, como puede observar cualquiera con una simple mirada a los titulares y noticias dadas en español en Estados Unidos. Es por eso que algunos venimos clamando en el desierto desde hace ya mucho tiempo por la necesidad de crear opinión conservadora en español en Estados Unidos. No hay contradicción en ello sino pragmatismo.

De los tres aspirantes actuales a la presidencia, John McCain es, sin duda, quien más genuinamente valora y aprecia a los hispanos y quien más ha querido ayudarles. El problema es que su campaña aún no lo ha sabido transmitir.

Su acercamiento a la comunidad hispana no ha sido el acertado. McCain capitaneó el pasado verano un errado proyecto de reforma migratoria que le rebotó en la cara por no haberse asesorado de verdad con un buen equipo. No debiera haberse dejado aconsejar en el tema migratorio por un personaje como el mexicano Juan Hernández, cuyas apariciones en los medios de comunicación resultan grotescas.

McCain erró también al afirmar que los norteamericanos no recogerían lechugas por cincuenta dólares a la hora y los hispanos sí. Por eso es hora de que alguien en el entorno de McCain le asesore sin medias tintas y lance una verdadera campaña en radio, televisión e internet para explicar sus ideas y atraer esos valores conservadores que comparten millones de hispanos. Eso no le restará votos de los conservadores. Reagan lo hizo y acertó. Bush también. Los dos ganaron las elecciones dos veces.

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