Noticias de Cantabria
02-04-2010 09:00

Garzón al desnudo

El juez Garzón protagoniza estos días un episodio dramático como todos los suyos, siempre con él como estrella de la función, habitualmente por activa, desde la altura del estrado del juez, esta junto a dos únicos precedentes más, en el banquillo de los acusados.

La imputación por prevaricación de Baltasar Garzón está haciendo crujir las cuadernas de la confianza en la Justicia española allende nuestras fronteras; la gran prensa internacional sajona y latina cree que la democracia española se ha vuelto loca, o que no es tan democrática como creían. Es natural. De lejos siempre es mejor la perspectiva pero se difuminan los detalles y las figuras del cuadro. Y el de Garzón hay que mirarlo muy de cerca para verlo.

Es un juez especial al que todos los gobiernos de la democracia le deben algo blanco y algo negro o por lo menos gris; un juez que, según le escuché un día a un ministro del Interior, "siempre le viene muy bien a cualquier gobierno". No, no era, me adelanto a decirlo, un ministro del PSOE. El único juez español y me atrevería a decir que también de los países de nuestro entorno, que ha saltado de Poder a Poder del Estado con parada y fonda en los tres... sin solución de continuidad lejanamente presentable. En tiempos de Felipe González, saltó del Judicial (titular del juzgado Nº 5 de la Audiencia Nacional ) al Legislativo (Diputado en la bancada del PSOE tras ser "número 2" de la lista socialista que encabezaba Felipe González en Madrid) y al Ejecutivo (responsable de la lucha contra la Droga del Ministerio del Interior, con Belloch de ministro). Esto no es normal. Pero nada en Garzón es normal.

Ni lo ha sido su trayectoria (y como juez creo que hay que empezar a hablar en pasado) ni tiene pinta de serlo su final. Casi todo se lo debe a su vanidad y su tenacidad de poder. Su necesidad de reconocimiento social es insaciable. Pero la parte que le falta a ese casi se la debe a los Gobiernos del PSOE y del PP, que le han utilizado a placer, casi siempre para el bien pero alguna vez también para el mal. El se ha dejado siempre, y también ha utilizado en su favor todo lo que la vida le ha puesto a mano, como político o como juez. Siempre que tengo la tentación de al clamor que le apoya recordando lo que hizo bien me acuerdo de las carpetas del GAL que dejó en un cajón cuando aspiraba a ser ministro y no recuperó hasta que no lo fue. Garzón no ha sido ni mucho menos el único que ha sacado ventaja de su juego; pero siempre ha jugado conscientemente, a veces con fuego. Confundiendo lo que él cree que es la justicia con la ley. De eso se le acusa ahora, por eso puede perder el cargo, no por defender la memoria de las víctimas de Franco. Que dejen los mentirosos de mentir.

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