Esto no es una huelga

Vale que la huelga es un derecho de los trabajadores, y que dure, soy de los que lo han reclamado en la calle cuando vivía Franco, una convencida de la causa. Privilegios de la edad. Pero el derecho a hacer huelga no es de mayor calidad que el derecho a trabajar de quienes no quieren hacerla, ni de menor rango que el derecho a la libre circulación sin que una banda de gansters te lo impida -si, gansters. Madrid 2010, mi ciudad, recuerda desde el martes al Chicago años 20 de las películas, con sus partidas de la porra sindical- mandando parar la vida, el negocio y el ocio de dos millones y medio de ciudadanos. Pasándose por el forro de sus caprichos, en realidad, mi derecho (y el de los dos millones de personas que como yo utilizamos a diario el estupendo Metro de Madrid) a utilizar el suburbano para trabajar, vagar y moverme por la ciudad.

   No es la primera vez sino una más, en Madrid siempre toca este gordo. Y va la vicepresidenta primera de la Vega, a quien valoro personal y políticamente muchísimo, y el segundo día de la huelga sin servicios mínimos de los gansters del Metro se descuelga con que esto "es un conflicto laboral" que Esperanza Aguirre no "está gestionando bien" aunque los sindicatos "tienen una actitud constructiva y positiva". El mundo al revés, los pájaros disparando las escopetas contra los cazadores... ¿sólo porque el Gobierno que sufre este acoso sindical ilegal e ilícito es de otro partido político, el PP? Bingo. Luego se extrañan de la desafección de la política, de que sobre todo los jóvenes huyan de ella como de la peste; así de miserable y de miope se está volviendo la política.

   "Constructiva y positiva" considera la 'número dos' del Gobierno de la Nación la actitud de los matones sindicados del Metro de Madrid; justo lo contrario de lo que dijeron (y todos con ellos) durante el asedio de los camioneros, cuando Rubalcaba mandó (y todos con él) a la policía que "abriera" por las malas o por las buenas el abastecimiento a Madrid. ¿"Constructivo y positivo" que ni siquiera con escolta policial y de la Guardia Civil haya sido posible reactivar al menos los servicios mínimos de la línea que conecta la capital con el caos absoluto y sin salida del aeropuerto de Barajas, porque ni la policía y la Guardia Civil se atreven a garantizar la seguridad de los trabajadores de esos servicios mínimos ni de los viajeros, señora vicepresidenta? ¡Menuda pedagogía!