El poder de la verdad

Un José Tomás vestido de azul y oro hizo el paseillo en la primera plaza del mundo, serio como es su caracter y con ganas de triunfar, de mostrar  su verdad , que lo suyo es torear con un toreo que le sale de muy adentro y lo hizo con esa cadencia de los grandes maestros, con el capote variado y con la muleta mandando y templando como mandan los canones, demostrando  porque es el número  uno, dos orejas a cada uno de sus toros es la prueba de que este hombre está en su mejor momento.

Los toros de Victoriano del Rio le permitieron ese toreo tan natural y preciso que parece de otro mundo, el mundo de José Tomás, donde se respira toreria, torea en el sitio donde se debe torear, los pases precisos siempre mostrando la muleta y terminando en la cadera, naturales largos y hondos con temple llevando al toro embebido en la pañosa, firme con los pies clavados en la arena y derecho como una vela.

Variado con el capote por gaoneras, veronicas y chicuelinas, entregado toreando para si mismo, disfrutando del momento, con esa sencillez que no parece real. Brindó el toro al respetable y no al Rey que estaba en la barrera y la plaza se volco con él.

Una verdadera apoteosis lo nunca visto desde hace muchos años, la plaza al unisono gritando " torero, torero, torero" y llevando en volandas al hombre a la figura, al genio, por la puerta grande la puerta del triunfo, el triunfo con mayusculas, esto es torear, un dia para la historia, algo inenarrable, una verdadera obra de arte.