CUANDO EL LENGUAJE NOS EXPONE. James Eme Linden

A slip of the lip can sink a ship?, era el lema que sobre la puerta de casa tenía el inolvidable Ignatius Rielly, protagonista de la inolvidable novela ?La Conjura de los Necios?. Una traducción literal del lema sería: un desliz de la lengua puede hundir un barco; una traducción más literaria sería: en boca cerrada no entran moscas o por la boca muere el pez o también quien mucho habla mucho yerra. Ejemplos de esto último los hay a mansalva y entre la élite política tanto nacional como foránea cada minuto; es su papel; el suyo es un camino sin retorno. No suele tener mayores consecuencias dado que el grado de permisividad e inmunidad que una población ajena y entretenida le confiere es casi total, pero eso es otra cuestión; en este breve artículo no entraremos en el asunto, es otro el que nos anima.

La alcaldesa de París Anne Hidalgo, de ascendencia española, en una reciente visita a Kiev para patrocinar los próximos Juegos Olímpicos ha dicho que: «...los atletas rusos y bielorusos no serán bienvenidos en París...». Desconocemos si en su fuero interno piensa la mismo, está siguiendo el dictado de su insoportable presidente señor Macrón o no pudo sujetar la lengua dado el lugar en el que se hallaba. Es lo mismo, su afirmación o desliz denota una ignorancia acorde con el cargo que ocupa.

¿Por qué motivo no serían bienvenidos los atletas rusos y bielorrusos a un evento que desde su moderna creación por el Barón Pierre de Coubertien en el año 1896 ha tratado de ser un oasis temporal de confraternización y paz en un mundo convulso?

Los antiguos Juegos Olímpicos daban píe a un periodo de tregua en los conflictos armados que las distintas ciudades-estado de la Magna Grecia sostenían. ¿Por qué en vez de decir lo que dijo, no solicitó allí, en Kiev, una tregua del conflicto durante el mes que vayan a durar los juegos? Y ya de paso, también podría haber solicitado una tregua para Gaza, Siria, Libia, Líbano, Yemen, y demás conflictos latentes que hay desperdigados por el ancho mundo? Una propuesta como esta habría hecho honor al cargo que ocupa y no descargar una responsabilidad colectiva del conflicto bélico en unos cientos de atletas rusos y bielorrusos.

La oleada de rusofobia que se desató durante los primeros meses y que aún persiste, aunque más mitigada, no tiene parangón. Llegó a pedirse que hasta la gran música sinfónica rusa desapareciera de los auditorios; que Chaikovsky, Rachmaninov, Prokofiev, Borodin, Rimsky Korsakov, Musorgsky, Shostakovich, Kanchaturian y demás desaparecieran del mapa?Sin embargo, se les olvidó pedir que Leonard Bernstein, Gershwin, John Gage, Philip Glass, John Coltrane o Milles Davis sufrieran el mismo sino; quizás fuera un lapsus mental.

Sin embargo como alguna vez, aunque pocas, la memoria es honesta resulta que en el caso que nos ocupa esa facultad puede realizar su labor conforme a esa escurridiza virtud, así que sigamos sus pasos. Francia estuvo involucrada militarmente en Indochina desde 1946 hasta 1954; en ese espacio de tiempo se celebraron Juegos en Londres y Helsinki y nadie pidió que los atletas franceses se abstuvieran de acudir. La guerra de Corea duró de 1950 a1953 y estuvieron implicados Estados Unidos, Reino Unido, China y de forma indirecta La Unión Soviética; a los Juegos del 52 en Helsinki acudieron atletas de todas las naciones implicadas en el conflicto a excepción de China y Corea por razones obvias. Francia estuvo implicada en Argelia desde 1954 a 1962 tratando de impedir la independencia del país; durante ese tiempo se celebraron los Juegos del 56 en Melbourne y de 1960 en Roma; los atletas franceses acudieron a ambos. Después vendrían los años en que los Estados Unidos estuvieron implicados en Vietnam; a pesar del ambiente de revuelta generalizada de esos años, los atletas americanos acudieron a Roma, Tokio Méjico, Munich?

En los compases finales de la Guerra Fría sesenta y cinco paises boicotearon los Juegos de 1980 en Moscú a causa de su implicación en Afganistán; La Unión Soviética y sus satélites respondieron con el boicot en los Juegos de Los Angeles del año 84. Y así sucesivamente, pasando por los años del conflicto en los Balcanes, hasta llegar a la primera década del presente siglo en el que Estados Unidos y sus fervientes aliados han mantenido una guerra permanente en Oriente Medio y Afganistán sin que sus atletas tuvieran que responder por ello. Como se observa la lista de sospechosos habituales es vasta y nadie o casi nadie está en condiciones de fijar que felonía contra el inoperante derecho internacional merece una respuesta y que tipo de respuesta. Lo que si parece justo es que los atletas, vengan de donde vengan, no son quienes debieran, como suele decirse, comerse el marrón. La tregua Olímpica en la antigua Grecia era sagrada; aquí y ahora a pesar de la exageración, la adulteración del evento y los tejemanejes que su puesta en escena entraña, debiera serlo también. Señora alcaldesa de París Anne Hidalgo retráctese, asuma que fue un desliz imperdonable; suele decirse que rectificar es de sabios; aunque sea cierto que es un ejercicio que no abunda en el medio en que se desenvuelve, inténtelo?