Sánchez no tiene miedo de que le echen, sino de que se ejerza una acción judicial contra él cuando no tenga el bastón de mando. Por Carlos Magdalena

Sánchez lleva ya bastantes años sorteando las palabras abuso de poder, despilfarro, prevaricación política y muchas más cosas que debe de saber el rey moro y quizá otros asuntos más que puedan salir a la luz en cuanto pierda este hombre el poder.
De momento ha ido a Marruecos a recibir instrucciones de Mohamed VI, a rendir pleitesía. Zapatero, por ejemplo, era irreverente, nada que ver con Sánchez capaz de cualquier cosa con tal de conseguir sus objetivos, pero sin dejar de lado su soberbia y prepotencia, un tirao pa lante sin escrúpulos. 

Pero Sánchez tiene un problema difícil de resolver, ha pisado demasiados callos que duelen y para su desdicha  seguimos teniendo unos grandes jueces con las ideas claras, salvo aquellos que son políticos y se disfrazan con la toga y acuden al Constitucional por orden de Sánchez y bajo su mandato..
Lo de la amnistía y muchas más cosas tiene que romper aguas por alguna parte. Todas estas acciones tienen consecuencias negativas para el país que impiden llegada de inversores  y huida de otros, no es muy lógico que una gran empresa se tenga que marchar de España como antes se marchaban de Cataluña por la inseguridad jurídica. 

El sistema sanchista puede durar más o menos en el tiempo pero no permanecer.

Lo que no se puede hacer y está haciendo este personaje ayudado con el mutismo del PSOE, lease  palmeros de turno o estómagos agradecidos, es modificar el Ordenamiento Jurídico para encajar una amnistía que es ilegal e inconstitucional y que sólo se pretende llevar a término debido al chantaje que un delincuente llamado Puigdemont está perpetrando con siete votos para que Pedro Sánchez pueda permanecer en la Moncloa.

Lo dicho, Sánchez esta enhebrando la aguja para recoser las barbaridades que ha hecho al acercarse su final. Lo que el ciudadano no quiere es borrón y cuenta nueva.