De la Serna el delfín de Rajoy

Recuerdo que en una de las visitas de Rajoy, y más concretamente en el Palacio de Festivales, Rajoy y Serna ya hacían arrumacos.Los tiempos de este santanderino de 45 años se van cumpliendo, estaba ansioso de pasar pagina de Santander, sin abandonarla, y ya ha sucedido.Muchos ciudadanos de buena fe  decían con razón que la ciudad se le quedaba pequeña y otros, los de fuera, que teníamos un alcalde que no nos lo mereciamos.

Pues sucedió, él se va con su maleta a Madrid  por la puerta grande y nosotros nos quedamos con nuestro provincianismo inveterado, con nuestro ombliguismo, los liucos de toda la vida, las envidias, las rencillas y las zancadillas. Ahora nos encontramos en el interregno, en la interinidad, cuando automáticamente  había que haber nombrado  alcaldesa o alcalde automáticamente. Pues no, a perder el tiempo y a empezar a pensar como a la nueva o al nuevo se  le fastidiará en cuanto tome el bastón de mando. Así somos, así nos luce el pelo y así nos parieron.

Algunos analistas de buena fe, aunque se confunden de la A a la Z, afirma que Iñigo volverá a la Casa de los Líos (Cantabria) como el ex ministro Alonso lo hizo al País Vasco para cumplir el tramite en la campaña electoral. No por favor, claro que vendrá, pero  de Presidente. Soy de los que afirmo con rotundidad que en el 2019, o antes, Iñigo encabezara el cartel del PP con 49 años o menos.

El galgo sigue corriendo y no para hasta la meta.Tiempo al tiempo.Ya ha demostrado mucho en esta ciudad pueblerina luchando y fajándose con nimieces. Su actividad profesional en esta ciudad en estos últimos tiempos la comparaba con la de un abogado llevando juicios de faltas, necesitaba mayores cuantías para demostrar su valía y ya los tiene. Ahora solo faltan sentencias. Siempre hemos dicho en este medio digital en libertad que emigran los mejores y se quedan los mediocres. Pues si.

Ahora desde su flamante ministerio se producirán los desencuentros con el Presidente Revilla porque son dos generaciones diferentes y dos estilos encontrados, y será difícil el entendimiento aunque esperamos de su contención por el bien de los cantabros. Además no se olvidará fácilmente el pasado porque es historia, ni las famosas hemerotecas que ponen rojos a los políticos que se tienen que comer con patatas sus meteduras de pata. Una pena que Cantabria no progrese pero los únicos  culpables somos nosotros. Siempre vamos contra corriente.