Un alcalde embriagado de poder
Cuando un niño se queda sin argumentos, insulta; cuando un alcalde se encuentra en la misma tesitura y carece de cintura y talla política, se enfunda en “el reglamento” y expulsa a un concejal del Pleno municipal por excederse del tiempo establecido para su intervención. Sobra decir que tal decisión lo convierte en un alcaldón, que es lo que padecemos en Laredo.