Noticias de Cantabria
25-05-2009 09:00

Tiempos modernos

Es hora ya de recuperar el tiempo perdido, ya que, si bien es cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor, esta aseveración es inherente a una reflexión encadenada a la Era que nos ha correspondido vivir. Nunca como hoy, la degeneración, cuando no el absoluto desprecio y olvido, medran en los intersticios de lo que en otro tiempo se denominaron Artes Liberales.

Aquel paradigma del Intelecto que se denominó en el Medievo: Trivium y Cuadrivium duerme en alguno de los Círculos de la Divina Comedia de Dante, probablemente en aquel donde el olvido es la penitencia de las almas soberbias.

Las Siete Artes Liberales representaban la columna del Conocimiento, Summa Artis, compendio del Saber, destinado a lo más alto de la jerarquía, y, que desde allí, descendía hacia la Universidad Centros Escolásticos, y Collegia Fabrorum.

Sin el pleno dominio de las tres primeras, a saber, GRAMATICA, DIALÉCTICA Y RETORICA, no se podía acceder con garantías a las cuatro siguientes, ARITMÉTICA, GEOMETRÍA, MÚSICA, Y ASTRONOMÍA.

Si las tres primeras hacían referencia al Verbo, Predicado y sus relaciones, las otras cuatro versaban sobre las proporciones y medidas, ciclos y retornos.

Me van ustedes a permitir que, para poder expresarme con mayor tino y cordura, me permita citar a Alfonso X El Sabio:”...la Gramática limpia la lengua tartamuda para que hable en forma recta...dándole al hombre el entendimiento...enseñándonos a hablar derechamente”.

A día de hoy, el panorama, desde el mal llamado Siglo de las Luces, es desolador, de pánico del intelecto.

La Gramática nos recuerda el Verbo, el principio de gestación de todo lo manifestado, el primer hálito de vida que nos acoge, la primera letra y la última.

Es en el Siglo XVIII donde triunfa la Razón, pero una razón roma desprovista de Alma y de capacidad para crear, en la que es el frío mecanicismo, el encargado de proporcionarnos el placebo necesario para no sentir dolor, donde la experimentación ignorante desprecia el verdadero conocimiento, donde se encumbra el análisis cartesiano, plano, estéril, y que al día de la fecha no hemos tenido el valor de desentronizarlo.

Alfonso X El Sabio nos decía que la Dialéctica”...lima el orín de la falsedad...””...induce al entendimiento en la creencia de las cosas...enseñándonos a ser útiles y agudos...”.

Y todo ello es así, porque en este tiempo moderno, la Dialéctica está de tal modo empobrecida, que no es sino la sombra difuminada de lo que un día llegó a ser en el Foro.

La concatenación de ideas sufre hoy una quiebra, bien por escasez de las mismas, o, en el mejor de los casos, por su errónea utilización y composición. Hoy no se entiende el discurso elaborado, el duelo florentino de otras épocas, es más, se desprecia como una reliquia herrumbrosa y molesta por desconocida.

A más a más, “...la Retórica entalla la obra necia y compónela de hermosuras... amonesta y atrae las otras verdades a acabar los hechos que ellas quieren y a hablar correcta y apuestamente...”. Si ya la Dialéctica se ve sumida en el desprestigio más absoluto, la Retórica ha pasado a ser figura poética de bajo tono, trampa mortal para “ilustrados” de nuevo cuño y fortuna, que arrastran su ignorancia por los salones mientras son aplaudidos todos y cada uno de sus desatinos por otros tan necios como ellos. Es ella, una rémora del pasado que hay que borrar de los muros de nuestra casa, como muestra de olvido consciente.

Es la Aritmética el punto de giro de las Siete Artes fundamentales y no es por ello casualidad que se encuentre en el centro de las mismas.

La ARITMÉTICA, la GEOMETRÍA, la MUSICA, y la ASTRONOMÍA, son fiel reflejo del ciclo y del ritmo, de la proporción y la medida. La ARITMÉTICA, por tanto, sopesa el ritmo y la cadencia de la Naturaleza, calibra con precisión tanto el suelo mosaico de la vida, como el cielo que nos protege; sin embargo, hoy se ha transmutado en aplicación informática de vida acomodada, ciencia de apoyo de la química de salón, o, siendo benévolos, juego de ajedrez de algún sabio trasnochado.

La GEOMETRÍA es la medida de la Tierra, y, por tanto enlaza sin solución de continuidad con el espacio donde se desenvuelve lo cotidiano.

La MUSICA es el ritmo y proporción del sonido, porque el Principio fue el Verbo-¡Con razón la primera enseñanza del budismo es el conocimiento del sonido. La MUSICA, si es tal, acomoda el Espíritu, lo pacifica, lo reconduce hacia la calma y lo vivifica. La belleza sonora arrincona la pereza mental y nos abre el corazón.

Y para finalizar, diremos que la ASTRONOMIA es la ciencia de “lo que está arriba”. Es la que circunvala el Universo y nos coloca en el lugar que pertenecemos, con coordenadas precisas y maestras. Sin ella estaríamos condenados al ostracismo mediocre en la Tierra.

Abusando de vuestra paciencia, queridos y pacientes lectores, sólo quería exponer lo que antecede para así demostrar que el signo de los tiempos que corren, es la antítesis de lo deseable, donde el mediocre es el rey y al sabio lo destierran.

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Comentarios(3):

lector - 28-05-2009

Esta última frase es muy cierta ,estamos gobernados por mediocres porque al sabio no se le maneja con la facilidad que muchos desearian. Para muestra nuestros cargos publicos

lector 2 - 01-06-2009

Esas son buenas razones.

lector dos - 01-06-2009

querido lector pensaba que te referías al abuso de la paciencia.