Se come bien en Nueva York

Llevábamos los deberes hechos habiendo escogido de antemano los restaurantes donde más o menos nos gustaría ir: la dirección que te da un amigo cocinero, otra que has visto en una película, etc. Francamente nos sorprendió lo bien y lo barato que se come en NY en bastantes lugares.

Lo que más nos llamó la atención fue la fusión que en esta maravillosa ciudad hay respecto a la comida. La mezcla de un restaurante montado a la americana, con un propietario irlandés, el cocinero  mexicano y que éste a su vez haya trabajado en otros restaurantes con otros colegas japoneses, con productos y género de Rusia (por ejemplo), y que haya estado en congresos de gastronomía españoles, etc. hace que, en definitiva, lo que te guise sea muy rico, especial, curioso y único, con una identidad internacional: cocina de fusión.

La primera noche, nada más llegar, estuvimos en “Buddacan” famoso en el mundo entero ya que es el restaurante donde hace la despedida de soltera Carrie, una de las protagonistas de “Sexo en New York”, película tan de moda actualmente. Como se podrán imaginar, estaba lleno, tuvimos que reservar desde el hotel para conseguir mesa (aunque hay que decir que en NY, en estas fechas en que se reúnen todos los políticos del mundo pertenecientes a la ONU, todo está hasta la bandera). La comida, muy buena; se notaba que hay interés en cuidar la cocina. Predomina el toque nipón tan de moda en la cocina moderna, así que casi todo se comía con palillos (técnica en que yo estoy muy verde aun); camarones fritos con verduras, carne a la brasa, tartar de atun, etc.  El ambiente, muy fashion, con poca luz como es normal en casi todos los restaurantes de América. La factura no puedo decirles porque nos invitaron. Si quieren conocerlo, les invito a que vean su página: http://www.buddakannyc.com/buddakan.html

Mi amigo y cocinero Chicote, del “restaurante Nodo” de Madrid, me recomendó un sitio pequeño que hace una cocina fusión entre japonesa, y americana. Así que allá nos fuimos al día siguiente. La cocina está completamente abierta y la recorre un mostrador de punta a punta, en donde te sientas en unas banquetas y ves como los “cocis” te preparan la comida a medio metro de distancia, lo cual lo hace muy divertido. Comimos unas tortas de pan que cocían al momento con vapor, rellenas de  carne de cordero que estaban de maravilla. No puedo olvidar el pollo que nos dieron con una salsa dulce con toques de miel, soja y orégano. Creo que estaba cocido a baja temperatura y luego plancheado en cualquiera de los casos, habrá que intentar hacer algo parecido para la barra de mi negocio, que seguro que con unas buenas patatas fritas puede funcionar a las “mil maravillas”. La dirección del restaurante es: http://www.momofuku.com/

Si quieren conocer el restaurante de hamburguesas más antiguo de la ciudad, les recomiendo el “Old Homesteak”. Está en el “distrito de la carne”, que es como se llama el barrio en donde estaban los antiguos mataderos y que ahora se ha convertido en un barrio de los más selectos y glamorosos de la ciudad, con nuevos hoteles, bares, restaurantes, tiendas de  las mejores marcas mundiales, clubes privados y galerías de arte, así como una tienda de “Apple” que tanto a mi hijo como a mi nos llamaba la atención y entrábamos siempre que veíamos uno para navegar y refrescarnos... Hacía mucho calor en la calle y de vez en cuando había que entrar a las tiendas que tenían el aire acondicionado al máximo para buscar sitios a donde ir. La zona está situada más o menos entre las Calles 12 y 14, entre la Séptima Avenida y el río Hudson. En este restaurante comimos un pan de ajo que “quitaba el sentido” con una salsa ligera de queso en donde mojabas las barritas de pan y “hablabas con los ángeles americanos”. Yo me tomé una hamburguesa de carne de kobe (buey japonés que se le trata como a alguien que estuviera enfermo, se les alimenta de sake y cerveza y todos los días se le da un masaje para relajar su masa muscular) servida con unas patatas asadas con piel y todo, y luego cortadas a lo largo y fritas acompañadas de tomate ketchup hecho por ellos mismos. Les dijimos que éramos de España y que teníamos un restaurante así que salio el chef a saludarnos y a invitarnos a un cangrejo real (ruso) que estaba muy bueno y muy distinto a lo acostumbrado de por aquí. Nos acompañaban en esta ocasión Cristina y Lucía Cerezo, que coincidió que se alojaban en el mismo hotel, y comieron una chuleta con hueso tipo al rosbif, que nos dijeron que era la mejor carne que habían tomado en mucho tiempo. La verdad es que si quieren comer una de las mejores hamburguesas y demás carnes, no dejen de ir a este restaurante que presumen de llevar haciendo eso desde varios siglos. http://www.theoldhomesteadsteakhouse.com/index2.htm

Otro de los sitios a donde fuimos recomendados por nuestro amigo Jesús Mantilla (escritor de varios libros y periodista de El País) fue al “Ramercy Tavern. Un sitio con barra grande en donde los ejecutivos se toman sus cervezas antes de entrar al restaurante, (parece que está de moda en NY lo de los restaurantes con barra. ¡A buenas horas, mangas verdes! Podrían habérnoslo preguntado a los españoles y les habríamos dicho con mucho gusto lo divertidas que son las barras). Al decir que veníamos recomendados por un periodista de El País, no sé si es que entendieron otra cosa con nuestro mal ingles, por la mesa pasaron toda la jerarquía del restaurante: Cocinero, maître, propietario, etc. La verdad, ¿por qué no negarlo? es que gusta, así que nos dejamos querer y nos dieron una verdadera fiesta culinaria. Tres entrantes, medio pescado, media carne y ya con el postre no pudimos pues habíamos quedado con unos amigos para cenar y había que dejar sitio. Todo muy bueno, moderno y muy europeo, lo cual sorprende tan lejos de casa. El sitio me recordaba a nuestro querido “Riojano” del Río de la Pila, sólo que las pinturas  que había por las paredes no eran tan bonitas ni buenas como las de la gran colección de nuestra clásica bodega fundada por el desaparecido Víctor Merino, a quien mi amigo Jesús Pindado sigue reivindicando se le dedique una calle en nuestra hermosa ciudad.www.gramercytavern.com

En definitiva: ¡Se come bien en New York! Vivimos, en mi opinión, un momento culinario que el comer bien o mal no depende ni de la región, ni del país como antiguamente; ahora el comer bien no es patrimonio de las vascos, ni de los catalanes, ni de nosotros los de Cantabria, y mucho menos de los franceses. Depende de los cocineros, de dónde se hayan formado éstos, lo que hayan viajado y estudiado, etc. Y hay buenos cocineros por todas partes, y cómo no, en New York.