Los protegidos del PNV

Aunque los hechos denunciados sean vox populi desde hace muchos años, la manifestación pública de los mismos debe impulsar las inmediatas actuaciones de la policía y de la fiscalía. Es absolutamente imprescindible que tomen declaración a estos agentes e inicien una investigación que determine la veracidad o falsedad de lo manifestado.

Porque, si además de ser cierto como tantos sospechamos, pudiera probarse, quienes con sus órdenes evitaron consciente y voluntariamente la detención de asesinos etarras deberían ir a la cárcel.

Porque no actuar con el rigor que imponen las leyes en semejante situación sería escupir en la cara de las víctimas del terrorismo de ETA, especialmente de quienes sufrieron atentados que habrían podido ser evitados y de la ciudadanía que tuvo que vivir oprimida por las amenazas de unos criminales que se sabían impunes.

Porque dejar pasar esto sería decirle a la ciudadanía vasca que siga callada y oprimida; que sus extorsionadores, esa panda de criminales, tienen carta blanca.

Y porque todos deben entender el mensaje clarísimo e incondicional de que la Ley obliga sin distinciones, y de que ninguna patética pamplina histórica puede ser una patente de corso que exima de su cumplimiento.