Listas algo abiertas
Nos pasamos la vida protestando porque con la imposición de las listas cerradas los partidos deciden por nosotros;
Nos quejamos con razón de que para votar al candidato que nos gusta tengamos que apoyar a otro u otros que nos repugnan; criticamos que nuestra democracia (¿alguna vez fue nuestra?) se haya convertido en una partitocracia; nos disgusta que el mérito para estar en una lista electoral no sea la capacidad de servicio a la sociedad sino la habilidad para medrar en los aparatos de los partidos.
Pues bien, aunque a escala diminuta, el día 9 de marzo hay una mínima manifestación de libertad electoral: las listas al Senado son abiertas. Cada votante deberá votar, entre todos los candidatos propuesto por los partidos, a un máximo de tres. Veremos si el rechazo que se dice provocan algunos candidatos se refleja en un menor número de votos con respecto a sus compañeros de lista.
¿Veremos?
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