¡KIKIRIKÍ… KO!

El portavoz del PP se despachó hace unos días con unas declaraciones en las que denostaba al Gobierno de Cantabria por haber alquilado un local de Santander a un militante del PRC. A continuación explicaba que el contrato y su tramitación eran perfectamente legales, detalles sin importancia, pero que aquello no era ético y que con las rentas del alquiler podrían vivir este año muchos parados (¡olé la demagogia!).

Como los únicos objetivos de esta acusación infundada eran socavar la credibilidad  del Gobierno y alejar el pensamiento de la gente de los casos de corrupción que se investigan en torno al PP nacional, no importó nada que se explicara que el local se había alquilado a la mitad del precio de mercado, con lo cual se ahorró un buen caudal al erario público.

Probablemente lo que ha pasado es que la explicación no ha llegado con suficiente fuerza a las elevadísimas alturas morales por las que pulula este prohombre de Cantabria. O a lo mejor estaba muy ocupado sacándose la viga del ojo propio mientras intentaba en vano aumentar con microscopio la paja que ni siquiera había en el ojo ajeno. O quizás es que no la escuchó porque estaba distraído recordando cómo el enorme despilfarro del parque de la vaguada de las Llamas fue adjudicado a una UTE participada por una empresa, Urazca, cuyo delegado en Cantabria era el destacado militante y ex Secretario General del PP, Carlos Saiz. La misma Urazca que resultó adjudicataria del aparcamiento de Tetuán. La misma que, en suspensión de pagos, ha dejado estas obras empantanadas y a los ciudadanos con un palmo de narices.

Seguramente sea legal elegir un proyecto de parque el doble de caro que el natural que se estila por Europa, pero a nuestro crítico portavoz debería haberle parecido poco ético dilapidar así el dinero de todos y que el mayor beneficiario esté tan vinculado a uno de los suyos.

Me imagino al inefable Kiko, calculadora en mano, echando cuentas sobre el número de parados que podrían vivir este año con los quince millones de euros malgastados. O quizás contabilizando cuántos lo harían con sus varios y elevados ingresos. O con el dinero estatal destinado a la limpieza de la marea negra tan mal administrado por José Luis Gil y sus acólitos. O con los tremendos incrementos del precio final de los proyectos acometidos por los suyos (Palacio de Deportes, Palacio de Exposiciones, Mercado del Este). O con las plusvalías salvajes que han enriquecido a unos pocos en perjuicio del interés general en los ayuntamientos liderados por los suyos (Noja, Piélagos, San Vicente de la Barquera). O con los costes generados por el bloqueo municipal de los suyos durante cuatro años al proyecto Moneo (que la memoria no se acaba en el mes precedente, Señor Alcalde). O con tantas operaciones poco claras que, ésas sí, habrían merecido la airada reacción de nuestro gallo.

Pues eso, que cuando uno habita en la cumbre de semejante montaña de “dignidad” no es raro que quiera dar lecciones de ética a quien no las necesita.

Lo que sí empieza a sorprenderme es que no reaccione toda esa multitud de militantes del PP que, siendo mil veces más válidos que este fijo del sillón parlamentario y otras prebendas, fueron depurados del partido por él y sus dueños a lo largo de los tres últimos lustros. Ojalá espabilen y reclamen su espacio, aunque con ello estropeen los planes del que, silencioso, maneja los hilos atrincherado en su aparente moderación.