Noticias de Cantabria
27-12-2007 10:35

HAARP, una forma para entender la ionosfera

Hace dos décadas, comenzó lo que hoy se denomina vulgarmente ?la guerra electrónica para controlar el horizonte radar?.

A finales de los años 80, un experimento radar denominado ROTHR (Radar Relocalizable Sobre el Horizonte), pasó a mejor vida y surgió el HAARP (High-frequency Active Aural Research Program, Programa de Investigación de la Aurora Activa con alta frecuencia), desde entonces, han surgido muchos oportunistas vendiendo el estudio y practica de la alta frecuencia de ondas contra la ionosfera como manipulación de esta. El HAARP es un gran proyecto que nos centra en un referente hacia el exterior, y contra posibles amenazas por debajo del horizonte radar actual.

A medida que trascurre el tiempo, surgen estudios que llegan a poder certificarse como patente internacional. Como todo en la vida, como cualquier proyecto que se precie, estos estudios y triunfos académicos no surgen aisladamente, el HAARP, surgió de una necesidad y ha rebasado a esta necesidad con amplitud. Un cúmulo de más de doce patentes han definido este proyecto académico que tiene benefactores tanto industriales como militares, pero que en si mismo persigue un fin, que es la ciencia por la ciencia. El origen partía de tener un “control radar” más amplio de lo que estamos acostumbrados, para ello utilizaba de “espejo” a la ionosfera. Con esto, se consiguen unas coberturas fuera de rango, pero con unas determinadas exigencias, para ello tenemos que contar con una presión atmosférica determinada y a su vez, con una temperatura acorde.

Los marinos estamos acostumbrados a tener por exigencias del guión, siempre un oído en UHF. La cobertura en UHF es muy restringida, pero en ocasiones, permite establecer comunicaciones a más de 250 millas, y además utilizando subestaciones y operadores telefónicos, para liar más la cosa. Por cierto, en la comunicación no se nota, pero a medida que desciende la temperatura atmosférica este rango de comunicación se desvanece.

La ionosfera, es una de las capas de la atmosfera, que más encandila a los científicos, y sobre todo a los escritores de ciencia ficción y a los aficionados que destacan de este estilo literario. El HAARP, ha nacido de la necesidad de realizar un estudio y seguimiento constante de la ionosfera, y todo lo que esta capa encierra en si misma. Este ingenio está situado en en Gakona, Alaska (lat. 62°23'36" N, long 145°08'03" W), al oeste del Parque Nacional Wrangell-San Elías. Se ha construido sobre una antigua instalación radar sobre el horizonte y está formado por una red de 180 antenas alineadas. El componente principal del HAARP es un calentador ionosférico, el Instrumento de Investigación Ionosférica (IRI). Es un sistema de transmisión de alta frecuencia, cuyo sentido es modificar experimental y temporalmente la ionosfera.

El estudio de estos procesos aporta una importante información para entender los procesos naturales que se producen en la ionosfera. El HARRP funciona, enviando una señal generada por el transmisor principal y esta señal se envía potenciada al campo de antenas, las cuales lo transmiten a una altitud entre 100 y 350 Km. Dicha señal se absorbe parcialmente por la ionosfera concentrándose en un volumen de unos cientos de metros de altura y varias decenas de kilómetros de diámetro a la redonda. La intensidad de la señal que se envía a la ionosfera es mínima y de alta frecuencia. Esta señal es decenas de miles de veces más pequeña que la radiación electromagnética que llega a nuestro planeta procedente del Sol. Sin embargo, los efectos producidos por el HAARP son muy útiles para entender la dinámica del plasma y los procesos de interacción entre nuestro planeta y el Sol.

El HAARP fue construido en tres fases. El proyecto original tenía 18 antenas, organizadas en tres filas de seis antenas cada una. Esta instalación inicial tenía 360 Kw. de potencia, y transmitía la energía suficiente para las pruebas ionosféricas más básicas. En la segunda fase, se instalaron 48 antenas, ordenadas en seis filas de ocho antenas, con una potencia de 960 kW. Con esta potencia, ya era comparable a otros calentadores ionosféricas (que se encuentran en todos los continentes, tutelados por varias potencias industriales).

El diseño final de HAARP consta de 180 antenas, organizadas en 15 columnas de 12 unidades cada una, la ganancia máxima teórica es de 31 dB y requiere una alimentación total de 3,6 MW. La energía irradiada es de 3981 MW (96 dBW). Cada antena consta de un dipolo cruzado que puede ser polarizado para efectuar transmisiones y recepciones en modo lineal ordinario (modo O) o en modo extraordinario (modo X). Cada parte de cada uno de los dipolos cruzados está alimentada individualmente por un transmisor integrado, diseñado especialmente para reducir al máximo la distorsión. La potencia efectiva irradiada por el calentador está limitada por un factor mayor de 10 a la mínima frecuencia operativa. Esto se debe a las grandes pérdidas que producen las antenas y un comportamiento poco efectivo.

HAARP puede transmitir en un rango de frecuencias entre 2,8 y 10 MHz. Este rango está por encima de las emisiones de radio AM y por debajo de las frecuencias libres.

Cuando el calentador está transmitiendo, el ancho de banda de la señal transmitida es de 100 Khz. o menos. Puede transmitir de forma continua o en pulsos de 100 microsegundos. La transmisión continua es útil para la modificación ionosférica, mientras que la de pulsos sirve para usar las instalaciones como un radar. Es posible experimentar utilizando ambos métodos, modificando la ionosfera durante un tiempo predeterminado y luego midiendo la atenuación de los efectos con las transmisiones de pulsos.

De cualquier forma, estos experimentos siempre incitan la imaginación desbordante de la ciencia ficción, que como ciencia ficción, siempre supera a la realidad en su narración del día a día.

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