Noticias de Cantabria
24-02-2009 10:00

El peligro de la popularidad...

Como alguno de vosotros ya sabéis, y si no os lo digo ahora, el martes hicimos la presentación de nuestro libro “De pinchos en Cañadio”. Uno no edita un libro todos los dias, ni tiene en casa a todos los medios de comunicación, así que, después de la "borrachera de fama", llega la resaca y, finalmente, el cotidiano vivir.

Ahora que, gracias a Dios, estoy otra vez con los pies en el suelo, quiero hacer esta reflexión. El aquí firmante esto de la "fama" no lo llevó bien y quizá me elevó -sin querer-. La popularidad hace que uno pueda llegar a creerse algo que no es y, seguido, el orgullo, disfrazado de soberbia y arrogancia, se apodera de su ser y entra en terrenos peligrosos -terrenos que yo he pisado en tiempos pasados y conozco muy bien y no quiero repetir-.

Pero esto no sólo me pasa a mí. A través de mi experiencia como restaurador, lo he estado viendo en muchos de los que salen mucho en los periódicos y que, de la noche a la mañana, tienen coche oficial, guardaespaldas, la gente les saluda, les piden autógrafos, les dicen lo guapos y lo buenos que son, etc. y, como no puede ser de otro modo, terminan creyéndoselo.

Es una pena, pero cuando te pasa esto “te vas y te elevas” ó, como se dice en Santander, "pierdes el norte”. No es que lo critique, porque es algo humano y yo estoy seguro de que eso le podría pasar a cualquiera, más bien todo lo contrario, me da mucha pena, porque si uno no está preparado para el aterrizaje -que llegará- se puede hacer mucho daño y al final se queda resentido con todo y contra todos.

En los tiempos en que yo tenía amigos en el F.C. Barcelona  me arrimaba a ellos para la foto. Sacaba pecho e iba por ahí hablando del Barça, de Maradona, de Marcos, Julio Alberto, como si yo mismo formara parte de la plantilla -pobrezuco jovenzuelo-. Vi muy de cerca lo doloroso que era para ellos que, de repente, les dejaran en la caseta y, de la noche a la mañana, nadie se acordara de ellos… Y es que la vanidad no quiere más que a los ganadores y en el momento que ya no lo son se va en busca de otros sin ningún pudor.

Pero ¿a quién no le gusta ser reconocido? ¿Quién no quiere sentirse querido y que le digan lo bien que hace todo? Yo creo que a todo el mundo y a mí el primero. Lo jodido es lo que se hace con ello, si se canaliza o no.  Así que, por si acaso, voy a pedir en público, a las Fuerzas del Espíritu, que me den humildad y sentido de la realidad, porque no pasa nada por estar una semana saliendo en los periódicos y ser un poco "famosillo", pues, al fin y al cabo, creo que me lo merezco. Si pasaría, y mucho, si voy por ahí pavoneándome, convencido de que soy Ferran Adriá o algo por el estilo. En ese caso, por favor, diganme algo.

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Comentarios(4):

B.B. - 26-02-2009

LA FALTA DE AMOR LLENA LOS BARES....

cocinero - 26-02-2009

Conocedor de terrenos peligrosos y con tu curriculum debiera tenerte en cuenta servicios sociales para restaurar corazones.

Pau - 25-02-2009

A todos nos gusta sentirnos queridos pero hay que cuidar siempre los acercamientos interesados que son los que a la minima de cambio te dejaran en la cuneta.

carlos MM - 25-02-2009

Me ha gustado tu refelexion y frente al qué diran de los envidiosillos y más en esta tierra nuestra que a pesar de los pesares es nuestra ,¡adelante¡.Un abrazo