El análisis final

En materia de educación, el PSOE promete extender la asignatura de “Educación para la ciudadanía”, con lo que defiende que se eduque a los niños en los principios éticos del Gobierno de turno. El PP asegura que abolirá esta ley porque considera que son los padres quienes deben decidir en qué principios éticos se educarán sus hijos. En cuanto a las becas, ambos se han llenado la boca de promesas. Y en lo que respecta al sistema educativo, el PSOE niega que el vigente haya dado mal resultado, pese al muy negativo informe europeo PISA, y por tanto propone más LOGSE, la de pasar de curso con cuatro cates, mientras el PP plantea la necesidad de basar el sistema en el esfuerzo del alumno y el respeto a la autoridad del profesor.

 En materia de terrorismo no sabemos qué ocurrirá si gana el PSOE (por mucho que lo sospechemos a la vista de sus actuaciones pasadas). El PP ha dejado claro que si llega al poder no negociará con ETA y volverá a la aplicación del pacto contra el terrorismo y por las libertades que suscribió con el PSOE. El candidato del PSOE ha asegurado que apoyará lo que haga el Gobierno, sea quien sea el que lo alcance.

 En política territorial, el PSOE apuesta por unas Comunidades Autónomas cada vez más fuertes frente a un Estado cada vez más débil, mientras que el PP apuesta por reforzar el papel del Estado incluso recuperando competencias transferidas (como algunas de educación, para que en toda España se estudien algunas asignaturas con los mismos contenidos) y rebatiendo leyes segregacionistas como las que en Cataluña multan al que rotula en castellano su negocio o impiden que los padres elijan en qué lengua oficial estudian sus hijos.

 En política económica el PSOE ofrece subvenciones y aboga por el intervencionismo (como ocurrió con Endesa y aún defienden frente a las sentencias adversas de la UE). El PP, que vuelve a Rato, cierto liberalismo y deducciones y rebajas de los impuestos manteniendo el principio de que el dinero de los ciudadanos donde mejor servicio presta a la economía es en los bolsillos de los ciudadanos. Los dos saben (ya hasta el PSOE habla de recesión) que se nos viene encima una época complicada, y los dos se echan mutuamente la culpa de ello.

 En política social el PSOE promete desarrollar la Ley de Dependencia dotándola económicamente. El PP, que votó a favor de dicha Ley promovida por el PSOE, ofrece lo mismo. Y ambos, como en todas sus campañas electorales anteriores, prometen subir las pensiones, las becas y demás coberturas del estado del bienestar.

 En materia de inmigración, el PSOE se opone a la propuesta del PP de que los nuevos inmigrantes firmen un compromiso de respeto a las costumbres españolas porque lo considera inútil y xenófobo. El PP propone que se firme dicho compromiso y aspira a lograr que los inmigrantes sean iguales en derechos y deberes a los españoles. Ambos coinciden en que hay que erradicar la inmigración ilegal y ambos se echan en cara que en sus respectivas épocas de gobierno las fronteras fueron un coladero.  El PP recuerda que la masiva llegada de inmigrantes ha reducido las prestaciones sociales de muchos nacionales (por ejemplo por saturación de guarderías y hospitales).

 En cuanto a las relaciones exteriores, el PSOE mantendría su política basada en la “Alianza de Civilizaciones” y en las buenas relaciones con el cinturón socialista de Iberoamérica (Chávez, Castro, Correa y Morales: con estos cuatro tenemos la CCCM como remedo de su añorada CCCP) mientras que el PP aboga por actuar más en la línea de nuestros socios en la Unión Europea, especialmente Gran Bretaña, Francia y Alemania y recuperar las buenas relaciones con los Estados Unidos.

 ¿Y de la Sanidad, qué? Pues que los dos se han hartado de prometer que invertirán más dinero para resolver sus problemas. A partir de ahí, que cada uno apueste por el modelo de gestión que más le guste.

 Nos queda la vivienda, pero no sé si merece la pena analizarla: detrás de las promesas de unos y otros, que incumplen obscenamente legislatura tras legislatura, ambos partidos mantendrán abierto este grifo de la financiación municipal, y no sólo municipal, a costa del esfuerzo económico de los ciudadanos, salvo que la crisis inmobiliaria lo cierre por sí misma.

Seguro que se me olvidan muchas cosas y que he recibido los mensajes de los políticos muy subjetivamente, pero quizás el método de análisis ayude a alguien a pensar su voto. Y si la conclusión es que no les gusta ninguno de los dos, siempre pueden dedicarlo a elegir qué otro partido chantajeará a estos gigantes con pies de barro si, como se supone, ninguno logra una mayoría amplia. O también puede votar al partido de Rosa Díez, que por lo menos dice que luchará por las listas electorales abiertas. O dar doble valor a su voto eligiendo en Cataluña la candidatura al Senado de la ENTESA CATALANA DE PROGRES (PSC(PSC-PSOE)-ERC-ICV-EUi), que a modo de paquete completo ya lleva al PSOE conjuntamente con quienes lo quieren chantajear, los independentistas de Carod Rovira y los comunistas de ICV. O irse a pasar el día al campo, que digan lo que digan los que viven de la política, es una elección tan cívica y democrática como la de ir a votar y es una manera muy educada de mandarles a paseo.

PD: De los candidatos regionales al Congreso no hablo en agradecimiento a su decisión de librarnos del debate más soporífero imaginable, el de la ministra recién aterrizada y el del expresivo ex Presidente. Sólo les pido que no interpreten mi voto como de apoyo a ellos, que si de eso se tratara, con estos candidatos, me quedaría en casa. Y en cuanto al Senado, me lo voy a pasar, quitando y poniendo cruces, mejor que haciendo la quiniela.