Noticias de Cantabria
21-05-2015 16:17

Desencanto y desilusión ante las elecciones

Caminando por la recta final de las elecciones municipales del 2015 a uno le viene al recuerdo aquellas elecciones municipales del año 1979 en las que se constituyeron las primeras corporaciones municipales democráticas en los más de ocho mil ayuntamientos de España.

Caminando por la recta final de las elecciones municipales del 2015  a uno le viene al  recuerdo aquellas elecciones municipales del año 1979 en las que se constituyeron  las primeras corporaciones municipales democráticas en los más de ocho mil ayuntamientos de España.
Nada que ver aquellos tiempos de ilusión y pasión con los actuales de cansancio y desengaño. Esto, que es lo que se respira en el ambiente durante la campaña a lo largo y ancho de la geografía hispana , podría explicarse por el paso de los años  y la edad  actual de los que vivimos con esperanza aquella transición política, pero resulta que las nuevas generaciones de jóvenes en su gran mayoría han dejado de creer en la política y acumulan un gran desencanto y decepción a la vista de tantos ejemplos de corrupción, falta de trasparencia, incumplimiento de promesas, casos de enchufismo y otorgamiento de prebendas, aparte del  despilfarro de los dineros públicos a costa del dinero del contribuyente. Toda esta lista de casos reales que se dan con mucha frecuencia entre nuestros  políticos no entraban en los cálculos de aquellos  primeros representantes populares, hoy ya alejados de la cosa pública, que ejercieron su función con entrega y honradez.
Ahí puede estar la explicación a esta apatía y desencanto, entre jóvenes y mayores,  que hacen que en las encuestas que se publican figuren como indecisos hasta un tercio de los entrevistados. Al mismo tiempo, la discusión política en las tertulias de amigos ya no figura como prioritaria, la asistencia a actos públicos está prácticamente  reservada para los incondicionales de cada sigla y el ciudadano de a pie no se deja embaucar por cantos de sirena. Todo este panorama es posible que nos lleve a pensar que  estamos asistiendo a un fin de ciclo del que los políticos no quieren ni oír  hablar de ello. Las formas tradicionales ya no valen, el ciudadano está harto de que se hayan reído de él y le llamen cada cuatro años para pedirle su voto ignorándole posteriormente hasta las siguientes consultas.
A pesar de ello, los políticos profesionales que viven de ello no escatiman esfuerzos para conseguir la confianza del votante y así se explica que a lo largo de la presente semana todos los días haya  aterrizado un ministro por Cantabria  para acompañar a los candidatos a la capital y la región por diferentes sitios y lugares aunque la indiferencia del público ha sido notable. Ya no mola saludar a un ministro porque la clase política está totalmente desprestigiada. Y nada digamos de los jóvenes que ofrecen propaganda en las calles frente a la ignorancia de los paseantes. Desde las cúpulas de las grandes y veteranos partidos todo lo reducen a las apariciones en los medios de comunicación, cuando la ciudadanía ya es consciente  hacia donde está alineado cada periódico y cada cadena de televisión. De ahí que las encuestas ofrezcan poca credibilidad porque se hacen sesgadas a gusto de quien las costea y muchos votantes pasen de las informaciones y opiniones de los medios de comunicación de los que sólo se salvan los periódicos digitales.
Mal panorama para la democracia que pide a pasos acelerados cambios estructurales para que sea real, participativa y transparente. Desde la reforma de la Constitución, pasando por la Ley Electoral,  reducción de Ayuntamientos, desaparición de las Diputaciones y reforma del Senado, son algunos temas que deben abordarse sin más dilaciones para volver a interesar al ciudadano en la cosa pública.

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