Noticias de Cantabria
09-08-2009 09:00

Cantabria, España, Europa

Hoy, como cada segundo domingo de agosto desde hace más de cuarenta años, se celebra el Día de Cantabria en Cabezón de la Sal. La Fiesta de Cantabria, de los cántabros, de nuestras costumbres y tradiciones, de nuestra cultura y artesanía, de todas las manifestaciones ligadas a la historia de nuestra tierra.

Denominada en sus inicios Día de la Montaña, es fiesta de interés turístico nacional desde 1971 y de interés regional desde 1983.

Todos los cántabros, los miles que cada año nos acercamos a Cabezón a disfrutar de esta jornada o a Puente San Miguel a celebrar el Día de las Instituciones cada 28 de julio, vivimos nuestra identidad sin complejos, con orgullo. El orgullo que nos supone pertenecer a esta tierra, Cantabria, que es hoy una Comunidad Autónoma con personalidad propia, diferenciada. Un yo, el cántabro, que evoluciona y se desarrolla dentro de un contexto de ‘nosotros’, más grande y diverso: España, y que, paralelamente, se despliega hacia ese todos que ha de suponer Europa.

La evolución que ha experimentado nuestra Comunidad Autónoma es innegable. No sólo en cuanto a las infraestructuras, una materia que, sin embargo, constituye un ejemplo paradigmático de lo que fue Cantabria y de lo que es en la actualidad. Igualmente, lo ha hecho en la prestación de servicios públicos, en dotaciones, en materia de Justicia…

Y ése es el camino. La senda por la que hemos de seguir avanzando, aprovechando todas las vías de progreso y desarrollo que estén a nuestro alcance, más aún ante una coyuntura económica desfavorable que hace necesario un impulso consensuado desde las administraciones públicas, para sentar las bases del progreso de nuestra tierra.

En este sentido, para seguir creciendo en términos de bienestar e incrementar la calidad de los servicios públicos, se revela como necesario reforzar nuestro autogobierno, a la vista de que, entre otros factores, ha sido el progresivo aumento competencial el marco que ha permitido a Cantabria alcanzar en poco tiempo la cota de desarrollo actual.

Nos encontramos, por tanto, en el momento de afianzar, de reforzar la capacidad decisoria de nuestros órganos democráticos, abordando la reforma de nuestro Estatuto de Autonomía, tal y como han hecho otras Comunidades Autónomas de nuestro entorno.

Una reforma absolutamente necesaria, imprescindible para el desarrollo de Cantabria. La estabilidad de nuestras instituciones y el doble sentimiento de identidad de nuestro pueblo, a la vez cántabro y español, alejan esta reivindicación de cualquier otra interpretación que no sea la firme convicción, el compromiso absoluto de desarrollar todas las capacidades de Cantabria y de los cántabros.

Este proceso ha de desarrollarse sin desviarse, ni un ápice, de las necesidades más palpables de los ciudadanos, entendiendo esta reforma como una herramienta más para mejorar en calidad de vida en nuestra Comunidad. Es por eso que, en el contexto actual, la reforma de nuestro estatuto se erige como un proceso necesario, que ha de ser afrontado desde el consenso y la responsabilidad política, conscientes, en todo momento, de que lo que está en juego -el futuro de Cantabria- no es patrimonio de nadie más que de todos los cántabros.

Nuestra Cantabria es hoy una tierra querida, conocida y respetada. Cantabria hoy cuenta, y mucho, en el contexto estatal.

Paralelamente, hemos vivido recientemente un momento histórico en lo referente a las relaciones entre comunidades autónomas.

El pasado 24 de julio, el Presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y el del País Vasco, Patxi López, presidieron la primera cumbre entre ambas comunidades, un hito que nuestro Presidente no dudó en calificar como uno de los días más importantes de su vida política. Un calificativo acertado, porque esa normalidad en las relaciones entre ambas comunidades es un reflejo de una nueva realidad en el País Vasco: la unión de dos fuerzas políticas que entienden el progreso de su tierra en un contexto de plena solidaridad con el estado.

La cumbre viene a normalizar las relaciones entre las instituciones después de décadas de convivencia pacífica entre cántabros y vascos. Una asignatura pendiente que, a partir ahora, podemos estar seguros, se aprobará con nota.

Ése es el espíritu que ha de presidir la convivencia en nuestro país, conformado como una suma de distintas sensibilidades, que, sin embargo, conviven pacíficamente bajo un paraguas único: el respeto absoluto a nuestra Constitución Española.

Y ése es, también, el espíritu con el que hoy miles de personas nos sumaremos a la celebración del Día de Cantabria, que quedará ejemplificado en el doble sentimiento de identidad que experimentaremos cuando ondeen pacíficamente nuestras banderas: la de Cantabria y la de España.

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Comentarios(1):

pepe - 09-08-2009

Hay que exigir el maximo de autonomia y que sea pareja a la que existe en Cataluña.Lo que no podemos es pedir minimos y marear la perdiza con estudios .Hay que hacer la modificacion del Estatuto pues que se copie el de Cataluña y punto que no nos mareen señor Consejero