Noticias de Cantabria
24-12-2015 15:45

Ausencia de políticos coherentes

Han prometido una cosa y han hecho todo lo contrario. Por ello, parece honesto que ahora no podamos fiarnos de ellos y menos creerlos. ¿Cuándo exigiremos a nuestros políticos que no mientan? Y si lo hacen les retiremos nuestra confianza para siempre y suponga su salida de la política. Será la única manera de mejorar la democracia y sanear la clase política.

 

A  poco más de dos días para conocer el desenlace de las elecciones generales más interesantes de todas las disputadas en este país desde la llegada de la democracia, son múltiples las cábalas, cálculos y conjeturas que hacerse  puedan sobre los resultados ante la novedad de la desaparición del bipartidismo y la entrada en juego  de dos nuevos partidos emergentes.

La reflexión, a mi juicio, hay que hacerla sobre el desarrolla de la campaña electoral que ha quedado demostrado es demasiado larga porque la suma de actos y mítines no alumbra novedades ni propuestas  interesantes. Así se ahorraría presupuesto  y el cansancio de los electores. Hemos avanzado  en democracia, es cierto, pero no en calidad. Lo positivo es el aumento de los debates televisivos; lo negativo ha estado en la falta de propuestas concretas para los problemas que se arrastra. A día de hoy, está claro que los candidatos no se han mojado demasiado en propuestas claras, más preocupados de la reacción de las encuestas que por plantear sus propuestas.

Poco o nada se ha dicho de medidas concretas y claras para atajar la corrupción. Nada sabemos sobre la necesaria reforma de la administración. Nadie planea como reformar la Justicia que todas reclamamos. La reforma de la Constitución parece que no toca y así ocurre con otros muchos temas que han estado en el debate diario a lo largo de estos últimos cuatro años. Los políticos no saben, no contestan.  Por esta razón, parece normal que el porcentaje de los indecisos no haya variado a lo largo de estas dos semanas. Y es que es lógico que los ciudadanos no se dejen embaucar por la palabrería de los candidatos. Todos ellos, sin excepción, han mentido clamorosamente y han variado su mensaje. Ante este panorama, quién puede fiarse de ellos. Defraudar  ya lo han hecho en ocasiones anteriores. Han prometido una cosa y han hecho todo lo contrario.  Por ello, parece honesto que ahora no podamos fiarnos de ellos y menos creerlos. ¿Cuándo exigiremos a nuestros políticos que no mientan?  Y si lo hacen les retiremos nuestra confianza para siempre y suponga su salida  de la política. Será la única manera   de mejorar la democracia y sanear la clase política.

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