Había que haber empezado por Argentina y no por China
Las vacas tudancas también emigraron a Argentina y pastan en sus llanuras
Así es si el viajero se desplaza a unos 300 kilómetros al oeste de Buenos Aires capital federal y se adentra en la hacienda del empresario cántabro Vidal Bada, quien hace unos 15 años, cumplió su sueño de que entre sus aproximadamente 15.000 cabezas de ganado hubiera también una representación de la raza tudanca.
Cuando se viaja a Argentina, es casi imposible no pensar en este país como tierra ganadera. Lo que es menos probable es que uno imagine que por las extensas praderas con que cuenta esta nación pueda encontrarse una representación de una raza tan representativa de Cantabria como es la vaca tudanca.
Así es si el viajero se desplaza a unos 300 kilómetros al oeste de Buenos Aires capital federal y se adentra en la hacienda del empresario cántabro Vidal Bada, quien hace unos 15 años, cumplió su sueño de que entre sus aproximadamente 15.000 cabezas de ganado hubiera también una representación de la raza tudanca.
Hacer realidad esta ilusión no fue fácil, ya que, ante la prohibición de importarlas, introdujo de 'contrabando' en el país los embriones ocultos en un tarro y después los implantó en media docena de vacas de la raza holando-argentina.
Fruto de esta actuación, y de sucesivos implantes embrionarios, hoy pastan en las llanuras de la provincia de Buenos Aires más de un centenar de reses tudancas a las que Vidal Bada visita sólo por el placer de contemplar este ganado tan representativo de su tierra natal.
En una finca de unas cien hectáreas, estos animales hacen 'patria' de su tierra de origen y 'lucen' entre las razas típicas argentinas aunque su destino no es el mercado sino existir 'únicamente' para colmar de ilusión a su propietario.
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