Noticias de Cantabria
Opinión 22-09-2020 12:00

Malos tiempos para corazones jóvenes, por el Dr. Revuelta Soba

Más de 650.000 contagiados y decenas de miles de muertos, ha incrementado la incertidumbre de cómo repercute el COVID-19 en los jóvenes quienes, antes del verano, parecían estar a salvo de las graves consecuencias de este virus

    Más de 650.000 contagiados y decenas de miles de muertos -falta de consenso sobre la cifra real- en España, ha incrementado la incertidumbre social sobre cómo y cuándo acabará esta terrible pandemia COVID-19 y, particularmente, su repercusión en los jóvenes quienes, antes del verano, parecían estar a salvo de las graves consecuencias de esta infección por el virus SARS-CoV-2.

     Diversas investigaciones recientes apuntan a la hipótesis de que la COVID-19 constituye, en realidad, una enfermedad cardiovascular, más que pulmonar, de pronóstico incierto. Su fisiopatología continúa siendo enigmática y fuente de constante confusión para científicos y expertos en infecciones virales. Algunos estudios clínicos desmienten que los jóvenes asintomáticos o con síntomas ligeros pasen esta enfermedad sin consecuencias, ya que podrían ser víctimas de una lesión cardiaca camuflada, cuyos signos clínicos hagan su aparición décadas después del contagio inicial del virus SARS-CoV-2.

Corazones inflamados

   Hace unos días, una publicación científica, procedente de Alemania, informa que el 60% de los pacientes recuperados del virus SARS-CoV-2 presentaban signos de inflamación activa del músculo cardiaco. Por otro lado, un grupo de investigadores chinos anunciaban que el 20% de sus pacientes hospitalizados con COVID-19, necesitaron ingreso en la UCI, por inflamación miocárdica atípica y/o eventos tromboembólicos –coágulos en las arterias-.

   Especialistas clínicos de Penn State Health (Pensilvania, EEUU) publicaron que 15% de jóvenes atletas asintomáticos o con síntomas ligeros tuvieron signos de inflamación cardiaca, hallazgo que obligaron a posponer la temporada de futbol americano.

Corazones debilitados

  Según el cardiólogo Dr. Westermann (University Heart and Vascular Centre in Hamburg, Alemania), existen signos evidentes de replicación viral en el corazón de los pacientes infectados por SARS-CoV-2, aunque se desconocen los mecanismos causales del daño miocárdico, así como la duración y evolución de esta grave patología.

    Al parecer, COVID-19 causa cierta disfunción cardíaca en 50% de los pacientes, pero la patogénesis sigue sin aclararse, según Pérez-Bermejo y colaboradores (Gladstone Institute of Cardiovascular Disease, University of California en San Francisco, EEUU). La investigación de la infección por el virus SARS-CoV-2, en el laboratorio, con cardiomiocitos humanos iPSC (del inglés, induced pluripotent stem cells), modelos de células contráctiles procedentes de células madres, mostró daño miocárdico por acción viral directa, con fragmentaciones anormales del sarcómero -unidad anatómica y funcional del músculo cardiaco contráctil- muy diferentes de las observadas en otras miocarditis virales.



El corazón joven no está protegido de los ataques del virus SARS-CoV-2

   La elevación en la sangre de los niveles de la proteína cardiaca Troponina indica, sin duda, que ese corazón joven está sufriendo un daño miocárdico evidente. Sin embargo, como hemos señalado, los mecanismos patológicos que utiliza este coronavirus, para atacar el miocardio humano, siguen siendo desconocidos. En la actualidad, se han propuesto diversas acciones del virus SARS-CoV-2 que podrían afectar al corazón:

- Daño miocárdico causado por la impresionante tormenta inflamatoria producida por las citoquinas -proteínas humanas responsables de la comunicación intercelular-, como ocurre en los pulmones.

- Falta de riego sanguíneo por disminución del suministro de oxígeno al miocárdico debido a la insuficiencia respiratoria por la neumonía viral y/o insuficiencia circulatoria por disminución de la presión arterial –hipotensión-.

- Síndrome coronario agudo o infarto de miocardio por espasmos de las arterias coronarias, a causa de la inflamación arterial y/o estrés.

- Obstrucción de las pequeñas arterias coronarias por alteración de la coagulación de la sangre con micro-coágulos.

- Daño directo de los cardiomiocitos -miocarditis viral-, aunque parece una opción más rara por la resistencia natural de los cardiomiocitos jóvenes al virus  SARS-CoV-2.

Tormenta en el corazón

  Diversos estudios indican que los pacientes infectados con COVID-19 muestran unas concentraciones elevadas de determinadas proteínas mensajeras químicas de comunicación celular, como la interleucina IL1β, interferón o proteína quimiotáctica monocitaria, entre otras.  El organismo humano infectado por el virus SARS-CoV-2 sufre una tormenta colosal de citoquinas, similar al que se detecta en algunas miocarditis -inflamación del miocardio-, con aumento de las concentraciones en sangre de algunas proteínas cardiacas, como NT-proBNP, IL-6 y troponina cTnl/T.

   En Barcelona, hace unas semanas, se ha comunicado un caso de miocarditis aguda fulminante en una mujer de 59 años con ausencia de cuadro respiratorio inicial y evolución rápida hacia el shock cardiogénico, que precisó inmediatamente de asistencia circulatoria con oxigenación extracorpórea ECMO (del inglés, Extracorporeal membrane oxigenator). Aunque su función cardiaca se normalizó, en pocos días, sus graves dificultades respiratorias obligaron a mantener el aparato ECMO funcionando por un tiempo.

https://www.revespcardiol.org/contenidos/pdf/REC_10272.pdf

  La miocarditis fulminante por COVID-19 conlleva una elevada mortalidad, por lo que el diagnóstico precoz y la instauración inmediata del tratamiento adecuado son fundamentales para la supervivencia.

Puntos flacos en la juventud: obesidad, hipertensión y diabetes

   Hace pocas semanas, diversos estudios clínicos internacionales han demostrado que los jóvenes con obesidad previa, hipertensión o diabetes tipo 2 son los más proclives a padecer graves complicaciones cardiovasculares por la infección de COVID-19.

    Publicaciones recientes, procedentes de EE.UU., sugieren que esta extraña pandemia está atacando a los jóvenes con toda dureza, con una incidencia de complicaciones cardiovasculares y tasa de mortalidad nada desdeñables. Investigadores de la Universidad de Harvard (Boston, EEUU) han revisado a 3.222 adultos jóvenes (18-34 años) hospitalizados con COVID-19, encontrando que el 21% precisaron ingreso en la UCI y el 10% requirieron ventilación asistida con un respirador automático. Fallecieron 41% de los jóvenes con obesidad mórbida, ingresados en la UCI. La mortalidad global de este grupo importante de jóvenes fue 2,7%.

https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/fullarticle/2770542

Un “electro de infarto”        

  Algunos jóvenes, contagiados con COVID-19, presentan cambios anormales en el electrocardiograma, típicos del infarto agudo de miocardio, sin que sus arterias coronarias estén físicamente bloqueadas. Esto indica que el virus SARS-CoV-2 suele dañar el miocardio de una forma muy peculiar, quizás por oclusión temporal de las arterias coronarias -espasmos-, debidos al estrés o hipersensibilidad de estas arterias, de origen desconocido (New England Journal of Medicine). Esta discrepancia anatomo-functional se puede observar en otro tipo de enfermedades, siendo denominada “síndrome del corazón roto”, según indica el prestigioso cardiólogo  Dr. Satjit Bhusri, del Lenox Hill Hospital, New York City, quien añade “A medida que vamos aprendiendo sobre el impacto de COVID-19 sobre nuestro corazón, empezamos a identificar sus efectos tan contraproducentes y extraños”.

Y algo más…

  La inflamación del corazón por COVID-19 puede presentarse con manifestaciones clínicas muy variables, desde síntomas como fatiga, dolor en el pecho y palpitaciones, hasta signos potencialmente mortales como shock cardiogénico o muerte súbita cardíaca asociada con arritmias ventriculares graves. Clásicamente, otras miocarditis virales comunes se presentan habitualmente con fiebre, dolores musculares, molestias respiratorias y/o gastrointestinales, aunque con la COVI-19 “todos son sorpresas desagradables”.    
         

   La incidencia de jóvenes contagiados con COVID-19 ha aumentado, de forma alarmante, durante esta segunda oleada estival. La Organización Mundial de la Salud -OMS- ha alertado sobre las consecuencias adversas de esta infección viral SARS-CoV-2, incluyendo a los jóvenes asintomáticos, con un impacto tan directo sobre la futura salud cardiovascular, con un pronóstico a corto y medio plazo incierto.

  La CIENCIA -con mayúsculas- logrará desenmascarar, controlar y eliminar a este dañino agente viral que tanto está afectando el bienestar y la tranquilidad de tres generaciones de seres humanos.

 

 

Este artículo de divulgación científica complementa uno anterior, titulado “COVID en el corazón”, publicado en Cantabria Liberal

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